El coronavirus, las donaciones y los impuestos

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GETAFE/Todas las banderas rotas (07/04/2020) – En noviembre de 2019 el Banco de España cuantificó el coste de las ayudas al sector financiero durante la crisis de 2018 en 65.725 millones de euros, de los que estima que se podrán recuperar aproximadamente solo 9.560.

El catálogo de Hospitales del Ministerio de Sanidad ofrece los siguientes datos, relativos a todo el territorio español: el sector privado sanitario agrupa a 464 hospitales con algo más de 50.000 camas (423 de estos hospitales tienen menos de 200 camas). Por tanto, hasta las más de 158.000 existentes, son públicas 108.000 aproximadamente.

La facturación del sector privado sanitario, según el último informe de la Fundación IDIS, superó los 6.400 millones de euros. En cuatro años ha crecido un 16,85%.

Hace unos días supimos que grandes empresas del Ibex 35 (BBVA, Santander, Mapfre, Inditex, El Corte Inglés, Iberdrola, Mango, Seat…) acordaron donar conjuntamente 150 millones de euros en material hospitalario para luchar contra el coronavirus.

Según un informe presentado por UGT a finales de 2019, el trasvase de dinero público a los hospitales privados integrados en la Red Única de Utilización Pública han pasado de 621.406.769 euros en 2015, a 742.086.923 euros en 2019, en total se ha incrementado en 120.680.154 euros, lo que supone un 19,4%. Mientras, en el mismo período, los hospitales de gestión directa (esto es, totalmente públicos) han pasado de 2.884.087.247 euros a 3.068.372.254; en total se ha incrementado en 184.285.007 euros, es decir, un 6,4%.

El Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), en su Memoria de 2018, informa que las camas de hospital funcionantes en Madrid son 12.565 mientras que, en 2012 eran 14.334. Esto es 2.966 menos, un descenso de una de cada cinco camas. Respecto a 2010, hay 3.296 profesionales menos en el sistema sanitario público.

El día 19 del mes pasado comenzaron a funcionar en Madrid los llamados “hoteles medicalizados” para descargar la presión existente sobre los hospitales. La plataforma de donaciones privadas puesta en marcha por la Comunidad de Madrid, con el objetivo de adquirir material sanitario para los hospitales de la región, consiguió más de 8,5 millones de euros en 48 horas.

Las donaciones a entidades públicas se acogen a la Ley de Mecenazgo y tienen una deducción de hasta el 35% de su importe. Según datos de la Agencia Tributaria, en la Comunidad de Madrid el Impuesto de Patrimonio está bonificado al 100%, por lo que las 18.132 personas con más de dos millones de patrimonio neto se ahorran –es decir, la Hacienda pública deja de ingresar- 995,5 millones de euros. El tramo que, en el IRPF, se destina a la Comunidad de Madrid es el menor de España (a partir de unos ingresos anuales de 53.407 euros el gravamen es del 21%) y, además, los impuestos de Sucesiones, Donaciones y Trasmisiones Patrimoniales están bonificados en un 99%.

Ruego se me disculpe porque todo lo anterior, datos reales y contrastables por quien quiera ir a las fuentes, haya podido resultar farragoso pero me ha parecido totalmente necesario para, a partir de ellos, hacer preguntas imprescindibles: Si los bancos hubieran devuelto los 65.725 millones que salieron de nuestros impuestos, ¿haría falta la donación de la irrisoria cifra de 150 millones que no salen exclusivamente de los bancos porque la hacen conjuntamente con otras empresas? ¿Cuántos de esos 150 millones han donado las empresas del sector privado sanitario que han visto crecer su facturación un 16,85% en cuatro años?

Visto lo que está ocurriendo durante estas últimas semanas en los hospitales públicos (insisto: en los hospitales públicos, no en los privados), ¿cómo se justifica que de 2015 a 2019 se haya incrementado el trasvase de dinero público a los hospitales privados en un 19,4% mientras que, en ese mismo período, los hospitales públicos (que tienen tres veces más camas que los privados, que atienden todas las patologías –incluso las más complejas y costosas que los hospitales privados derivan a los públicos-, y que, a pesar de los recortes, tienen muchos miles de profesionales más), sólo han aumentado su presupuesto en un 6,4%? ¿Por qué se dedican hoteles a atender pacientes, a pesar de que no reúnen las condiciones necesarias, en lugar de abrir las camas que permanecen sin ser utilizadas en multitud de hospitales públicos? ¿Las empresas hoteleras hubieran tenido ese “generoso gesto” de no haber tenido cerrados sus establecimientos obligados por el RD de estado de alarma? ¿Alguien es tan ingenuo que piensa que la “generosidad” de los hoteleros y de las empresas de la sanidad privada nos sale gratis?

Y una cuestión más que me resulta difícil de calificar: Unidas Podemos y PSOE ¡partidos de izquierda! proponen que los diputados, los senadores, los miembros del Gobierno y los altos cargos de la administración se rebajen el sueldo a la mitad y donen el resto para luchar contra el coronavirus. ¿Nos hemos vuelto locos? ¿También la izquierda prefiere las donaciones a los impuestos?

Son muchos los que dicen que, cuando acabemos con la pandemia, la sociedad y cada uno de nosotros no seremos los mismos. No sé si eso ocurrirá o, si ocurre, en qué sentido, lo que veo es que algunos ya han cambiado aunque no es nada seguro que su cambio se mantenga cuando volvamos a la normalidad. Me refiero a los que habían defendido lo que reflejan los datos expuestos más arriba, los paladines de la economía ultraliberal que se han convertido, de la noche a la mañana, en izquierdistas ortodoxos (¿alguien imaginaba a De Guindos abogando por la renta mínima universal?), los que decían que el  Estado no debía intervenir ni regular el mercado, debía reducirse a la mínima expresión, debía dejar que cada cual se las apañara como pudiera…, ahora le reclaman soluciones y, cínicamente, critican porque no lo hace suficientemente bien o suficientemente rápido,

Hoy vemos a los más altos representantes de las grandes empresas que le piden al Estado que no sea tan duro con ellas, que facilite los despidos, que les dé subvenciones, que les rebaje o suprima impuestos, porque las empresas están colaborando haciendo DONACIONES. He aquí el meollo de la cuestión.

El diputado Gabriel Rufián ha dicho, muy acertadamente, que una donación anunciada no es generosidad, es publicidad. Pues esto es lo que hay, en mi opinión, se trata de situarse en la mejor posición posible para cuando haya que recomponer los destrozos económicos de la pandemia. Entonces, los empresarios, las grandes corporaciones, pretenderán recordarnos lo bien que se portaron, lo “mucho” que donaron.

Hemos de estar preparados para que, llegado ese momento, les recordemos nosotros a ellos que el patriotismo, el de verdad, no consiste en ejercer la caridad, en dar limosnas mientras se ondean banderas, sino en pagar IMPUESTOS, los que a cada cual le correspondan, sin trampas legales, sin ingeniería fiscal, sin tantas exenciones ni mamandurrias (aquí sí que encaja bien este término) porque, si lo hicieran así, no harían falta las donaciones.

Porque los impuestos, pagados por todos de forma proporcional a la riqueza de cada cual, son los que harán posible no solo que podamos afrontar otra crisis como la actual cuando llegue, sino que son el instrumento necesario para que los pobres sean menos pobres, para que todos –TODOS, no solo los que puedan pagarlo- tengan escuela, sanidad, pensiones, atención a la dependencia y a los mayores… En fin, para mantener el estado de bienestar que, desde hace décadas, el neoliberalismo ha intentado (y casi conseguido) destruir. Y, también, para afianzar la democracia porque, aprovechando que, en esta situación excepcional, hay que mantener la disciplina y respetar la autoridad, habrá quien pretenda continuar con la militarización de la sociedad.

Igual que ahora estamos luchando contra la pandemia, hemos de estar preparados para enfrentarnos al egoísmo y a la insolidaridad de las políticas ultraliberales que, con toda seguridad, volverán a intentar seguir dirigiendo la sociedad de la mano de nacionalismos y ultraderechas… cuando no de fascismos.

 

1 Comment

  1. jose valentin ramirez

    8 abril, 2020 at 11:45

    Muy bien, lástima que estas cosas no se cuenten en T5, Antena3 y ni siquiera en TVE. Y encima hay que aguantar que el PP diga que la sanidad pública se «beneficia» de la privada…. y eso si sale por la tele. Un abrazo.