Ayuso rima con abuso

 

GETAFE/La piedra de Sísifo (21/04/2020) – Durante esta profunda crisis sanitaria, provocada por una pandemia de alcance planetario, estamos sufriendo las décadas de recortes sin freno que, las sucesivas administraciones del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, perpetraron en la sanidad madrileña: despidos masivos de profesionales sanitarios, recortes presupuestarios en la compra de materiales, cierre injustificado de plantas enteras en hospitales públicos, construcción, pagada con nuestros impuestos, de numerosos hospitales de última generación, luego regalados a empresas privadas, poda salvaje de los servicios de atención primaria y puericultura en ambulatorios, desatención al medio rural, y un largo etcétera que, ahora, cuando el tsunami vírico amenaza con llevarnos por delante, hace que nos llevemos las manos a la cabeza y alguien debiera denunciar.

La afinidad, legítima, del Partido Popular por lo privado, les hace despojar de los recursos públicos necesarios a los servicios que debe prestar a la ciudadanía y, como meter otra vez la tijera en el ámbito sanitario, con la que está cayendo, será alevoso e imposible de explicar, ahora le toca (le vuelve a tocar) el turno a otra pata quebrada del Estado del Bienestar madrileño: la Educación.

Nos entramos, con indignado asombro, que el pasado viernes y por correo electrónico, como el que manda una oferta de productos de charcutería, la Comunidad de Madrid comunicó al Ayuntamiento la suspensión del convenio suscrito para Escuelas Infantiles y la eliminación de la aportación económica destinada al pago del profesorado. Este hecho obliga al consistorio a introducir modificaciones presupuestarias para pagar al profesorado, distrayendo ese dinero del uso inicialmente previsto en sus cuentas para este ejercicio.

Habrá personas de buena fe que piensen que la crisis sanitaria obliga a poner más recursos en el área sanitaria, detrayéndolo de otras partidas. Pero, lamentablemente, no es así. Los presupuestos sanitarios y educativos no van a sufrir modificación alguna. Con espíritu de trilero y aprovechando que todos los ojos están puestos en la crisis del COVID19, la Comunidad ha rescindido el contrato con las empresas adjudicatarias de escuelas infantiles en las ciudades de gestión privada, mandando a la calle a sus precarias plantillas, además del recorte ya mencionado a los convenios municipales y nadie dude que nos sorprenderá encontrando un conveniente acomodo, en manos no desconocidas, a ese rico dinerito que se va a ahorrar a costa de salarios y otras menudencias.

Volvemos de nuevo a su mantra. Los trabajadores, de los servicios públicos de gestión privada, deben estar en situación precaria para poder tenerlos mal pagados y bajo permanente chantaje que impida protestas. El servicio le costará lo mismo a los madrileños pero la diferencia irá a los bolsillos de esos “empresarios ejemplares” que lo dan todo en beneficio de su cuenta de resultados, como debe ser.

Rezaba un dicho muy antiguo que, “para darle una pedrada a un perro, hay que apuntar perro y medio más alante”. Aplicado a la educación, para poder conseguir unos ciudadanos debidamente aleccionados y sumisos al completar su ciclo educativo, en la privada o concertada, que es lo que se prima presupuestariamente, hay que comenzar ya en la fase infantil. De ese modo, se conseguirá un doble objetivo: potenciales votantes (que se podrán consolidar o no) y unas cuentas corrientes muy poco corrientes (que, ahí sí, se conseguirán con seguridad).

Y todo esto, con la ínclita presidenta de la Comunidad de Madrid pidiendo más y más dinero al Gobierno central mientras, con la otra mano, continúa con sus enjuagues para bajar impuestos, casualmente, a quien más tiene. ¿Hablarán de estas tropelías los medios de comunicación de masas? No lo creo, están muy ocupados con su máquina de taladrar, haciendo agujeros al fondo del barco donde navegamos todos en medio de una atroz tormenta.

Sed felices.