GETAFE/Varios (06/03/2020) – Pese a que todavía faltan unas semanas para poder dar la bienvenida a la primavera, lo cierto es que febrero ha brindado un pequeño anticipo que ha hecho las delicias de los que se pasan el largo invierno suspirando por la llegada de los meses de sol.
Y es que, a medida que van pasando los días en el calendario se van ganando minutos de luz, las temperaturas se suavizan y los árboles florecen y ofrecen un espectáculo único para los sentidos. Pero, claro, no todo en la primavera es bueno, algo que podrán confirmar los miles de alérgicos que ven agravada su dolencia al llegar tan fantástica estación para algunos, aunque, por supuesto, no para todos.
La primavera es también uno de los momentos de proliferación de plagas, siendo común, por ejemplo, en toda la geografía española en la que existen especies de los géneros Pinus, Cedrus y Abies, encontrar procesiones de orugas que descienden de los árboles para enterrarse bajo tierra, siendo este uno de los signos más evidentes de la existencia de una plaga de Thaumetopoea pityocampa, comúnmente conocida como procesionaria del pino, debido a que de todos los géneros comentados prefieren los pinos.
A la procesionaria se le considera el insecto defoliador más importante de los pinares españoles. Sus orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, pudiendo provocar reacciones alérgicas, así como irritaciones en oídos, nariz y garganta, constituyendo un peligro para las personas, pero también para el resto de animales, especialmente para las mascotas.
La procesionaria afecta a gran parte del territorio español, de norte a sur y de este a oeste. El año pasado, sin ir más lejos, aún sin haber entrado la primavera, el ayuntamiento de Alcalá de Guadaira, en Sevilla, se vio en la obligación de tomar medidas en un total de 25 hectáreas, optando por combatir la procesionaria del pino con un tratamiento adecuado y muy efectivo.
Los tratamientos para combatir esta plaga son múltiples y muy diversos, y dependen en gran medida de la época del año en la que se realicen, pudiendo ser biológicos o insecticidas, realizándose en ambos casos una pulverización sobre la copa de los árboles afectados. El método biológico afecta a las larvas, por lo que se aplica entre los meses de septiembre y diciembre. A estas alturas, sin embargo, lo apropiado sería optar por un tratamiento insecticida.
En cualquier caso, conviene estar atento pues la reinfestación es algo de lo más común. Así que, la próxima vez que anuncien temperaturas primaverales en Sevilla, cuidado con la procesionaria.