Dicen que la patria es un fusil y una bandera,
mi patria son mis hermanos que están labrando la tierra.
Chicho Sánchez Ferlosio
GETAFE/Todas las banderas rotas (14/01/2020) – En la pasada investidura de Pedro Sánchez no solo ha habido mucho ruido, sino también manifestaciones de intolerancia, incluso, odio.
Santiago Abascal, llamó a Pedro Sánchez traidor, estafador, tirano, charlatán, político indigno y sin escrúpulos. Además, también ha dicho: «No podemos considerar legítimo un gobierno con tan clara vocación totalitaria y que será investido con los votos de diputados que realmente no lo son». Debe preocuparnos esta última frase: si, según Vox, un gobierno que es investido por los diputados elegidos por los ciudadanos es ilegítimo, lo que están declarando ilegítimo es al propio sistema democrático por lo que son ellos los que se sitúan fuera de ese sistema. ¿O somos ilegítimos los ciudadanos que elegimos a esos diputados?
Lo que haya dicho Inés Arrimadas no tiene ninguna trascendencia; para su vergüenza, lo que se recordará de su intervención es que siguió los pasos de Esperanza Aguirre llamando a los diputados socialistas a dar un segundo tamayazo. Otro comportamiento antidemocrático que lo que queda de Ciudadanos debería hacerse mirar.
Pablo Casado, durante el debate, llamó al presidente del Gobierno en funciones, entre otras cosas, sociópata, mentiroso, fatuo, arrogante, patético… Y dijo también: “No habrá recurso que no utilicemos para combatir la pretensión de acabar con España”. Esta última frase da miedo: no ha dicho “recursos legales”, entonces ¿a cuáles se refiere sin nombrarlos? Por otra parte, ¡cuánto se parece su discurso al de Vox!
Aquí me detendré porque Pablo Casado es líder de un partido que ha gobernado España y, si pretende volver a hacerlo, no debería utilizar ese lenguaje; porque debería recordar que su mentor, José María Aznar, además de hablar catalán en la intimidad para entenderse mejor con los nacionalistas catalanes, llamó a los terroristas de ETA “movimiento vasco de liberación” mientras dialogaba con ellos. Tampoco debería olvidar que UPN, su socio, negoció los presupuestos de Navarra con Herri Batasuna, precisamente en un año en que ETA mató a catorce personas. También debería recordar que su amigo y compañero Javier Maroto, cuando fue alcalde de Vitoria, pronunció la siguiente frase: “Hay mucha gente en Bildu que ha estado por la paz desde el principio, y hay que hablar con ellos y con todos, no se puede excluir a nadie”. Es decir, cuando el PP negocia con ETA y con Bildu está bien, cuando lo hace el PSOE está cometiendo traición y vendiendo a España…
Por todo eso, conviene señalar la hipocresía con que se mueve la derecha al manejar la ley del embudo, porque lo que creen firmemente, tanto PP como el resto de la derecha es que, cuando la izquierda alcanza el poder es porque se lo ha arrebatado a ellos que son los dueños legítimos… Y se atreven a decir que un gobierno que se forma sobre la base de los votos de los ciudadanos y se apoya en partidos legales, es ilegítimo.
La imagen de Suarez Illana enfurruñado en su rincón como un niño al que han quitado su juguete define con toda claridad la posición de las derechas.
Fijémonos ahora en las formas utilizadas para expresar lo que dicen. Hay determinados políticos que ya no deberían quejarse de que la gente se distancia de la política o de que no valora su trabajo en las instituciones, porque es, precisamente, la forma en que ejercen ese trabajo la que obliga a muchas personas a no considerar a los políticos que así actúan como sus representantes. Hay mucha gente hastiada y avergonzada por el histrionismo y el exceso verbal con que se comportan ciertos políticos que se sientan, preferentemente, en los escaños de la derecha. Frecuentemente me he quejado de la falta de respeto, los insultos, la bronca que sale de la bancada del PP en los Plenos del Ayuntamiento de Getafe; es evidente que la fuente en que beben brota de la misma bancada pero del Congreso de los Diputados, han aprendido de sus jefes.
También, durante y al final de la sesión de investidura, las llamadas “redes sociales” (¿por qué las llaman así si están llenas de seres asociales?) copiaron lo que ocurría y se decía en el Congreso. Por eso vienen aquí muy a cuento las palabras del poeta Luis García Montero: “Creo que una política democrática debe tener como principio fundamental el interés por la vida real de las personas más que por las crispaciones y los espectáculos creados en el mundo virtual”.
Hay quien ha comparado estas formas de hablar y actuar con las discusiones que suelen darse en las tascas, pero sostengo que se ven mejores maneras en los bares que entre muchos miembros –afortunadamente, no todos- de PP, Ciudadanos y Vox en el Congreso y en el Consistorio de Getafe. El diputado Baldoví estuvo muy oportuno recetándoles educación porque a los diputados no les debemos exigir ser perfectos, pero sí deberían ser ejemplares.
Las formas y símbolos utilizados en el ejercicio democrático forman parte de la democracia misma, no lo olvidemos, pero sostengo que más alla de la educación y el respeto exigible a cualquier representante democrático, sea del partido que sea, lo que está en juego es la idea de España que cada cual tiene. “España es más que el PP”, le dijo Pedro Sánchez a Pablo Casado en un determinado momento. Es cierto, pero tan cierto como que España es muchísimo más que cualquier partido, y es por eso que ninguno de ellos debe actuar como si fuera de su exclusiva propiedad.
Por otra parte, la permanencia o la llegada al parlamento de grupos como BNG, EH Bildu, CUP o Teruel Existe, nos habla de la necesidad de recomponer el pacto territorial. Y no se trata solo de dar salida al conflicto catalán, sino de responder a sentimientos, deseos y necesidades que, no por haber estado silenciadas, dejan de ser reales. Y esos sentimientos, de una u otra manera, recorren toda España.
Decía un poco más arriba que lo que está en juego es la idea de España que cada cual tiene. Por mucho que se empeñe la derecha y la ultraderecha, España no es una bandera ni un himno, sino los que habitan y trabajan en su territorio, y yo estoy muy cansado de oír constantemente al PP, a Ciudadanos y a Vox que hay que respetar a la bandera, al rey, a España… Pero, ¿dónde quedan para ellos los españoles? ¿Y el respeto a los españoles, a todos los españoles, no solo a los que les votan? No es patriotismo (esa palabra que tanto les gusta) envolverse en la rojigualda, gritar que los comunistas y los separatistas van a destruir España y tachar de traidor e ilegítimo a un gobierno que no les gusta, mientras utilizan el dinero de todos los españoles para financiar a su partido y, no contentos con eso, lo que sobra se lo reparten y se lo llevan a paraísos fiscales. Luego tienen la desfachatez de decir que no hay que subir los impuestos porque donde mejor está el dinero es en los bolsillos de la gente (de su gente, claro).
Hemos de desterrar el miedo y estar vigilantes porque ya nos han avisado: harán todo lo que esté en su mano. Porque están convencidos de que España les pertenece.