GETAFE/Rincón psicológico (23/01/2020) -La respuesta es sí. Porque es imposible no educar… educamos con el ejemplo, con lo que decimos y con lo que no decimos, siendo referencias y modelos. Como hombres y como mujeres, como parejas, como individuos…
Hace unos días caminaba por la calle sola, con bastante prisa y sin prestar mucha atención a lo que ocurría a mi alrededor. Fui a cruzar una calle pequeña, de un solo carril y con el semáforo en rojo. De repente me fijé. A mi lado había una mamá con su hijo de unos 5 años, esperando a que el semáforo se pusiera en verde a pesar de que no venían coches. Yo también me paré. Tenía prisa, pero pensé un segundo que si cruzaba estaría dando un mal ejemplo a ese niño pequeño al que, seguramente, los adultos le dirían que hay que cruzar en verde y asegurarse de que no hay peligro. Constantemente estamos dando una imagen y un ejemplo sobre cómo hacer las cosas.
Los niños aprenden de todo y de todos. No podemos aislarlos, pero como padres, como tíos, abuelos, primos, personas de referencia… podemos explicarles que hay muchas realidades y cual es nuestra opinión frente a ellas. Es importante que conozcan cómo pensamos, cómo somos y después ellos encontrarán, en el cole, en las extraescolares, en el barrio… otras personas diferentes. No se trata de imponer un criterio, si no de que conozcan nuestro ejemplo ya que, seguramente seamos las personas a las que quieran parecerse.
En el último taller con un grupo de padres para aprender herramientas para hacer educación sexual con sus hijos estuvimos haciendo dinámicas que invitaban a la reflexión. Fue muy interesante hacerles conscientes de que aunque ellos pensaban que no estaban haciendo demasiado en educación sexual desde luego que ya habían comenzado. Se empieza desde que un niño nace, con la ropa que les ponemos, los roles que les asignamos, las palabras que les decimos y la forma en la que les expresamos nuestro afecto con besos, caricias y abrazos.
La educación sexual no es solamente hablar sobre las prácticas sexuales o las personas con las que compartimos esa intimidad, es también nuestra forma de ser hombres, mujeres, de identificarnos con un género o no hacerlo. El amor, el sexo, el género, las ITS, los anticonceptivos, la ropa, el pelo, la orientación del deseo… son muchos los factores que intervienen.
Por eso, quiero invitarte a que pienses que estás haciendo ya por la educación sexual de los niños con los que te relacionas, cual es el ejemplo y los mensajes que quieres darles. ¡Tú también tienes mucho que aportar!
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