GETAFE/Varios (21/01/2020) – Con la llegada de enero empieza un nuevo año. Uno más para añadir a la colección con nuevas experiencias que viviremos y en el que trataremos de conseguir nuevas metas y propósitos que, seguramente, el año anterior se quedaron a medias y que en este primer mes del 2020 nos inundan nuestra mente. No obstante, estos pronto quedarán en un segundo plano porque la vuelta al trabajo y a la rutina nos hacen permanecer ocupados más tiempo y, con la llegada del invierno, las bajas temperaturas acompañan nuestros días y no nos dejarán desapercibidos.
Los cambios de las temperaturas durante el invierno nos hacen más vulnerables ante la gripe. En la calle los termómetros marcan las temperaturas más bajas y, al llegar al trabajo o a lugares públicos, las calefacciones superan los 25 grados centígrados; estos cambios de temperatura atacan nuestro sistema respiratorio y nos hacen sentir mal.
Así pues, en la Escuela de Medicina Monte Sinai de Nueva York, a partir de un estudio realizado por el virólogo Peter Palese, se ha determinado que en invierno los virus atacan a más cantidad de población y les hacen sufrir sus consecuencias, ya que nuestro cuerpo está más debilitado y las bajas temperaturas y el descenso de la humedad ambiental hacen que los virus se vuelvan más fuertes y actúen a su ritmo.
Así mismo, algunos especialistas afirman que es posible que la gripe se desarrolle más rápidamente en lugares cerrados y donde el contacto con otras personas es evidente, como en el trabajo o en medios de transporte, pues durante el invierno las ventanas suelen estar cerradas y no se consigue la ventilación suficiente
La enfermedad de la gripe consiste en una infección causada por un virus y que se propaga fácilmente por la nariz, la garganta y los pulmones. La mayoría de veces los seres humanos contraemos la grite al respirar las gotas de tos o estornudos de una persona que contenga dicha enfermedad, además, si tocamos algún objeto que ha sido manejado por alguien con la gripe y después nos tocamos la boca, la nariz o, incluso los ojos, corremos el riesgo de contagiarnos y padecer sus duras consecuencias.
Es importante saber diferenciar la gripe de un común resfriado, muchas personas suelen confundirlos porque algunos síntomas son parecidos, pero los de la gripe son mucho más potentes y duros que los del resfriado. Una persona puede constiparse varias veces al año, mientras que la gripe solo se suele coger una vez cada varios años.
Existen algunos métodos para tratar de evitar contagiarnos de gripe. Cada año son más las personas que deciden vacunarse y así tener las defensas para poder contraatacarla y no padecerla. La Organización Mundial de la Salud recomienda la vacunación anual sobre todo en los grupos de alto riesgo como las embarazadas y las personas mayores a partir de sesenta y cinco años, las personas con enfermedades crónicas como el asma, cardiopatías, enfermedades pulmonares y diabetes, y los trabajadores sanitarios que están en contacto con gran diversidad de pacientes.
Lo habitual es vacunarse antes de que se inicie el invierno, la principal temporada de inicio de la gripe, aunque también hay personas que son más precavidas y se vacunan en cualquier época del año para evitar las infecciones del virus y poder hacerle frente. También se puede evitar el contagio lavándose las manos y la boca varias veces al día y tratando de tener una higiene personal completa.
Las consecuencias de la gripe son muy variadas. Las más significativas son la fiebre alta, dolores de cabeza y musculares, pesadez general, tos seca, cansancio, afluencia de estornudos y escalofríos, sudoración, dolor de garganta, secreciones de la nariz, falta de apetito, mareos y vómitos, entre otros más. Aun así, una gripe mal curada puede causar sinusitis y otitis media, por eso, es importante saber tratar bien la gripe y visitar al médico para evitar más complicaciones y conseguir superar esta enfermedad lo antes posible.
Así pues, para conseguirlo, muchos expertos comentan que es muy importante tener en cuenta los alimentos que se ingieren durante el proceso de enfermedad y que ayudan a minimizar los daños y a calmar las molestias que generan. Hay varios que nos ayudan a mejorar y que debemos tener en cuenta. Es necesario beber mucha agua para estar hidratado, al igual que tomar alimentos que la contengan como sopa de pollo o verdura o té de hierbas. También es aconsejable tomar yogur, frutas y hortalizas, ajo y alimentos calientes y ligeros.
No obstante, la mayoría de las personas que padecen dicha enfermedad suelen descansar en casa durante algunos días hasta conseguir su recuperación. Durante este tiempo, los enfermos de gripe pueden realizan diversas actividades para distraerse y hacer sus días más amenos como leer algún libro reconocido topseller como Reina Roja de Juan Gómez Jurado o La cara norte del corazón de Dolores Redondo, ver todos los partidos retransmitidos y jugarse alguna apuesta en páginas de expertos como Oddschecker o engancharse a alguna serie de la gran N roja (Netflix) o HBO. Cualquier actividad es buena para lograr la distracción y que los días no sean interminables.
Por lo tanto, vacunarse, evitar el trato con personas contagiadas o tener una higiene óptima son algunas medidas de prevención que nos ayudan a prevenir el contagio del virus de la gripe y, si no has llegado a tiempo y padeces dicha enfermedad, mucho descanso acompañado de una alimentación ligera y caliente, además de beber mucha agua, se reflejará en una rápida recuperación.
Además de todos los consejos naturales descritos anteriormente, es recomendable dejarnos en manos de profesionales para que nos puedan realizar una exploración y nos dicten un tratamiento con remedios naturales o farmacéuticos que nos ayuden a mejorar rápidamente y conseguir volver a ser los mismos de siempre con la energía y fuerza que el virus nos contrarresta y nos hace sentir tan débiles sin tener ganas ni de hacer aquello que más nos gusta.