GETAFE/La piedra de Sísifo (14/11/2019) – Circula por ahí una teoría, aún en desarrollo, que defiende que el cuerpo humano tiene dos cerebros: el de toda la vida, ubicado en el interior del cráneo, que alberga la capacidad para pensar, recordar, procesar información y crear, y que la ciencia está intentando desesperadamente encontrar una fórmula para poder recuperar sus funcionalidades tras la muerte, dada la enorme cantidad de unidades que se desperdician sin haber sido siquiera estrenadas; y otro situado en el aparato digestivo, con una importante carga neuronal, principal productor del neurotransmisor de la felicidad, la serotonina; órgano que se piensa que es el principal gestor de las emociones humanas y que algunos denominan Mesenterio.
En estos tiempos que corren que, cuando no estamos en precampaña electoral, es porque estamos en plena campaña propiamente dicha, abundan los mensajes de todo tipo, tratando de estimular nuestro pensamiento mediante alusiones a la lógica política (¿oxímoron?); a la economía en cualquiera de sus variables ideológicas, a los servicios públicos, sus coberturas, financiación y los diferentes modos de gestionarlos; en general, a todos los aspectos que condicionan e influyen en el modo y calidad de vida de los pobres incautos que dependemos de sus decisiones.
Pero, con el punto de mira puesto en las elecciones, han aparecido con cierto éxito, miembros destacados de opciones de ultraderecha rancia, que apesta a podredumbre y naftalina, profiriendo mensajes dirigidos única y exclusivamente a nuestras tripas. No se trata de que nos paremos a pensar, y si lo hacemos les jodemos el invento, se trata de que nos dejemos llevar por mensajes simples como “los inmigrantes son delincuentes”, donde excitan una de las emociones más potentes, el miedo; o cuestionan con absoluto descaro, desfachatez, desahogo y una mentira detrás de otra, todos los aspectos, políticas, y medidas judiciales y educativas destinadas a afrontar la sangría del Terrorismo Machista; y lo hacen pellizcando un atavismo irracional que incide en una supuesta inferioridad de la mujer o su propuesta estrella “a los catalanes hay que fusilarlos”, recuerdo de otra época menos lejana de lo que pensábamos.
En asuntos donde, sin remedio, hay que pensar, como la economía, inmediatamente se les ve el plumero: Proponen reducir los impuestos a su mínima expresión, mediante la falacia de dejarlo en el bolsillo del sufrido contribuyente ¡¡Ja!! En el momento en que debes acudir a un hospital y te pasan la factura del tratamiento recibido, ves la trampa; cuando mensualmente debes abonar el colegio de tu prole, recuerdas con poco cariño a sus ancestros y cuando te jubilas con una mano delante y otra atrás, sin una pensión de nada, te das cuenta tarde de su podrida estrategia.
Para terminar, un recordatorio fisiológico: Todo lo que pasa por el cerebro, puede asimilarse y producir recuerdos, ideas o pensamientos; todo lo que pasa por los intestinos, una vez absorbidos los nutrientes, se convierte en…
A pesar del 10N, sed felices. Racionalmente felices, añadiría.