GETAFE/Look Total (18/10/2019) – ¡Compartir es vivir! Hace unos días vine de un viaje impresionante (de hecho sigo con jet lag) y como no, os vengo a dar recomendaciones, ideas y por si ya estáis demasiado inmersos en la rutina, haceros «volar» un poco con la imaginación.
Si estáis pensando en vuestra luna de miel, o en unas vacaciones para el año que viene, os lo recomiendo 100%. Nuestra ruta fue Dubái, Singapur, Kuala Lumpur y Langkawi.
En Dubái teníamos 24 horas, era una escala que alargamos para conocer un poco la city. ¡Y vaya si la alargamos! Llegamos a las 7 de la mañana, nos cambiamos de ropa en el hotel y empezamos el día. Lo primero que fuimos a ver fue Dubái Creek y Al Fahidi, la parte tradicional de la ciudad, con sus mercados de tejidos, perlas, oro… Pasamos un buen rato por allí, observando cada rinconcito. El río separa la ciudad en dos partes Bur Dubái y Deira, una la histórica y otra la moderna, te das cuenta perfectamente de cómo el oro negro ha transformado todo. Entre una zona y la otra un edificio, el Dubái Frame (el mayor marco de fotos del mundo, tiene el Record Guiness) y como su nombre dice tiene forma de marco, es una puerta hueca que divide la ciudad, teniendo vistas a un lado y al otro. Para mí, uno de los mejores edificios, me encantó. Subir cuesta unos 20 euros y merece mucho la pena.
Seguimos aprovechando la mañana y nos fuimos a ver, como no, el hotel de 7 estrellas, el Burj Al Arab, con su forma de velero, el Hotel Atlantis (que está en la isla artificial con forma de palmera), la playa Jumeirah, recorrimos la Marina Bay, con el puerto deportivo más grande del mundo y unos edificios que te dejan con la boca abierta…Porque allí, todo es lo mejor y más grande del mundo. Las distancias en Dubái son enormes y el calor es aplastante, así que dado el poco tiempo que teníamos y todo lo que queríamos ver, cogimos un «taxi tour», que nos llevó donde queríamos y otros sitios que él sabía que nos gustarían, mientras nos explicaba todo y nos paraba en el sitio de la foto, está genial. Los taxis están muy bien de precio y la gente es muy amable. Nuestro taxi tour acababa en el Dubai Mall, uno de los centros comerciales más alucinantes que yo he visto; pista de hielo, centro médico, las mejores firmas de moda, cascadas, el acuario de Dubái (cuesta unos 25 euros, pero puedes ver una parte gratis) y la tienda de chuches más grande del mundo, Candylicious, la que por supuesto busqué y encontré.
Al ladito nos quedaba ya el esperado Burj Khalifa (ya había comprado las entradas desde aquí para evitar perder tiempo, ya que la mejor hora es a las 6 de la tarde para ver atardecer 2 veces, desde abajo y desde arriba, y ver el espectáculo de las fuentes desde las alturas también). El edificio es precioso y las vistas espectaculares pero creo que es demasiado caro y lo tienen mal organizado. Meten a demasiada gente a la misma hora y resulta un poco caos para lo que acabas pagando. Después de subir a bastantes edificios top del mundo, no me dejó muy satisfecha.
Por supuesto a la bajada del Burj, fuimos a ver de nuevo el espectáculo de las fuentes, Dubai Fountains, estas sí que me impresionaron, son increíbles. Y acabó nuestro día y tocaba de nuevo ir al hotel porque nos recogían para el aeropuerto. ¡Y a volar!
Estaría horas y horas hablando de esta ciudad… ¡QUÉ MARAVILLA! Para Singapur teníamos 3 días, que yo dividí por barrios, (sí, soy yo la encargada de hacer los viajes y rutas y todo eso). El primer día, ya que nuestro hotel estaba por la zona y llegábamos un poco cansados de la paliza del avión y del pateo de Dubái, lo dedicamos al barrio chino, Chinatown, sin duda es uno de los mejores barrios chinos que he visitado; ni el de Londres, ni Nueva York, ni el de Kuala Lumpur, nada, ninguno como el de Singapur. Tienes su caos chino que te embelesa, con esa limpieza, iluminación, sus farolillos, la cantidad de puestos de comida típica (que es de súper buena calidad y económica), supermercados, Maxwell food centre (con un montón de puestos de comida antiguos), tiendecitas…Y gente que no te agobia al acercarte a ver sus cosas, no sé, me encantó.
Nada más llegar buscamos el puesto de comida callejera más barata con estrella Michelin; Hong Kong Soya Sauce Chicken Rice and Noodle, situado en el Hawker Chan (78 Smith Street), tiene otro debido a la alta demanda pero ese fue el primero que abrió, haces cola pero va rapidísimo, apúntalo si o si, porque es genial. Por 6 euros un platazo exquisito. No te puedes ir sin probar un zumo de caña de azúcar o un café singapureño. Pateando la calle Pagoda St, podrás saborear todo el ambiente del barrio.
Dejando ya la zona de comida, el barrio chino con sus 5 distritos alberga varios templos que no puedes dejar de ver: el Budda Tooth Relic Temple (tiene el diente de Buda dentro bañado en 420 kg de oro, es gratis entrar), Thian Hock Keng Temple (cuando se construyó estaba en primera línea de mar y está dedicado a la diosa de los mares) y Sri Mariamman Temple (el templo hindú más antiguo de Singapur).
Al día siguiente la zona que tocaba era la de la marina, Marina Bay, madre mía, que impresionante… Llevaba ya de aquí las entradas compradas al museo de arte Artsciencie Museum a primera hora, cogí la exhibición Future World, más o menos 20 euros, (es la más visitada pero hay varias y van cambiando), después de disfrutar como enanos, literalmente, una maravilla de museo, salimos a recorrer la zona. El puente Helix (con forma de ADN, hasta tiene las siglas), el Hotel Fullerton (fue un hospital durante la segunda Guerra Mundia), el Merlion (símbolo de la ciudad, mitad león, mitad pez. Por ser una ciudad pesquera y porque Singa en sánscrito significa león), el puente Esplanade que te lleva a los Theatres on the Bay, (edificios de cúpulas de aluminio que albergan teatro y sala de conciertos). Si sigues con el paseo te encuentras Singapur Flyer (la noria más alta del mundo). Para comer está muy bien Makansutra Gluttens Bay.
Río arriba llegas a la parte central de la ciudad, el barrio Colonial: Clarke Quay (zona nocturna muy activa) y cruzando el río, el City Hall, Hotel Raffles (con su estatua blanca, considerado monumento nacional), el Swissòtel, Catedral de S. Andrés, Padang (campo de cricket), National Gallery (antigua corte suprema), puente Cavenagh.
Al otro lado OCBC Skyway (los jardines a 22 metros de altura, cuesta 8 euros), los Gardens by de Bay (son los jardines de las setas, como yo las llamo, recomendadísimo ir de día y de noche. Llegas a una especie de invernadero con varias zonas que tienes que pagar, nosotros fuimos al de las cascadas y está muy bien, es algo carete, unos 20 euros). Por supuesto el hotel más lujoso con las 3 torres y con un barco encima, Marina Bay Sands, al cual puedes subir a la torre 3 al Observation Deck (23 euros), y sí, vistazas que impresionan. Tienes la opción de ir al bar Cé la vi pagando 20 euros con consumición pero las vistas no son igual de buenas.
Y para rematar el día Spectra light and water que son las fuentes con sonido y luz desde las 8 de la tarde todos los días, gratis, pero después de ver las de Dubái, nada que ver.
El tercer día tocó recorrer Little India: Arcade (que es la zona comercial), Tekka Centre, Tang Teng NIah House, Sakya Muni Buddha Gaya Temple (donde está el Buda de 15 metros), Leong San See Temple (de los más antiguos), Sri Srinivasa Perumal y Sri Veeramakalianmman Temple.
Después nos fuimos en tren a la famosa calle de las casitas de colores Joo Chiat Road, aunque las más bonitas están en Koon Seng Rd. Antes eran campos de cultivo de algodón y coco y hay ambiente multicultural. Las casitas eran de los primeros inmigrantes chinos de Singapur casados con malayas.
Ya de vuelta al hotel pasamos por el barrio Árabe: mezquita del sultán en Bussorat st, Muscat Street con sus casitas restauradas, Haji Lane (que es la calle más estrecha de la ciudad) y Arab Street (muy colorida, con ambiente joven y con grafittis, perfecta para tomar algo) y el mercadillo de New Bugis St.
Después de todo esto, nos tocaba volar de nuevo… Kuala Lumpur nos esperaba, pero eso será en el próximo post.
¡HASTA PRONTO!
[Y siempre, siempre, siempre… Diviértete combinando]
“Si no vas, nunca lo sabrás”
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Diego
29 octubre, 2019 at 18:57
Que pasada…ya estoy deseando leer el siguiente. Feliz semana