GETAFE/Rincón Psicológico (17/10/2019) – Queremos ser felices y muchas veces me encuentro con esta petición en consulta. «Laura, quiero que me ayudes a ser feliz».
Que reto tan difícil, ¿Cómo se hace eso?
La felicidad es un estado de ánimo, es subjetivo y para cada quien está en un lugar. ¿Tener cosas? ¿Lograr objetivos? Entonces, les devuelvo la pregunta. ¿Qué es para ti ser feliz? No es que quiera quitarme el marrón de contestar, es porque trato de entenderlo lo mejor posible.
¿Es una obligación esto de ser feliz? ¿Es una exigencia impuesta? ¿un postureo? ¿Medimos a la gente por lo feliz que es o que parece ser? ¿Ha perdido su verdadero significado? ¿Es realista tener como objetivo la felicidad? ¿Cómo se mide la felicidad en años, momentos, minutos o es un cómputo global? Muchas preguntas y pocas respuestas. Quizás es porque la palabra felicidad es etérea, significa muchas cosas y a la vez no significa nada, puede incluso resultar una aspiración frustrante. A veces, tratando de definir qué queremos decir con tenerla, nos damos cuenta de que lo que queremos es no ser infelices, dejar de estar amargados y de sufrir, o en positivo, simplemente estar bien, sentirse a gusto con lo que uno tiene. Continuamos planteando términos subjetivos, pero mucho más concretos.
El estrés es uno de los grandes enemigos a los que nos enfrentamos hoy en día, pero hay muchos otros. «Monstruos» internos que nos «dan caña» para mantener a raya lo que creemos o hemos aprendido que debemos hacer.
«Los debería»: debería hacer, debería ser, debería decir, debería tener…cuantas exigencias, cuantos pesos con los que caminar, otro gran enemigo.
Soy una persona y una profesional pragmática y creo que por eso he llegado a la conclusión de que los detalles son los que vacían el vaso del malestar y llenan el estar-bien. Que bonito suena, pero ¿cómo se hace eso de «disfrutar de las pequeñas cosas»?
Primero y como sieeeeeempre digo, siendo conscientes, y segundo ¡Queriendo! Si, sigue sonando fácil decirlo y difícil de hacer, pero no lo pases por alto, piensa en ello. ¿Quiero? ¿Cuánto quiero? ¿Qué estoy dispuesto a hacer? ¿Cuánto estoy dispuesto a esforzarme?
Quejarse vacía el vaso, desde luego que sí… Pero no llena ningún otro. Así es que adelante, puedes seguir quejándote, pero si de verdad quieres un cambio debes hacer algo más.
Otra clave que debemos tener en cuenta es que las cosas no se consiguen en un día, a veces ni en 21 días, que es el tiempo que «se ha establecido» para cambiar o generar un hábito. Vivimos en la sociedad de lo inmediato, lo queremos todo ¡Ya!. La paciencia está en peligro de extinción. Por lo que si hacemos algo unas cuantas veces y no sale como esperamos, o no obtenemos resultados inmediatos, tiramos la toalla. ¿Te suena?
Te propongo un reto, te adelanto que no va a darte la felicidad, pero si quieres generar bienestar o estar bien, seguro que te resultará muy útil. Haz una lista, tan larga como puedas de cosas que te gustan. Si tu lista no tiene 5 o más cosas debes empezar un paso antes, probar para descubrir nuevas cosas que te gusten, aprender a conocerte.
Aquí te dejo algunos ejemplos, para ayudarte a tomar conciencia: escuchar una canción que te guste, pasear por un lugar bonito, sentarse a mirar el mar, abrazar a alguien, bailar, cantar, comer, cocinar, ayudar a alguien, masturbarte, besar, darte una ducha sin prisas, ver una serie, darte un masaje, leer, meditar, hacer deporte, escribir, estar con gente…cualquier detalle que te aporte ese estar-bien.
El reto consiste en hacer al menos una de estas cosas cada día, pero no de cualquier forma, si no disfrutándola, con los cinco sentidos, con conciencia, atención plena (mindfulness). Empieza desde hoy hasta… pues, «hasta siempre».
Elabora tu propia lista y empieza a llenar tu vaso del bienestar, ya sabes por dónde empezar, si quieres claro…
Quería hacerte consciente de que cuanto más concretos sean los objetivos que te marques más fácil te resultará ponerlos en marcha y, por lo tanto, alcanzarlos. ¿Empezamos hoy?