GETAFE/La piedra de Sísifo (09/07/2019) – En el colegio acostumbrábamos a escribir una redacción, sobre cómo nos había ido en vacaciones, nada más comenzar el curso; incluso he hecho referencia a ello en alguna ocasión. Esta vez, y sin que sirva de precedente, trataré de sacarle el máximo partido al texto predictivo del teléfono, a ver si consigo que me escriba sin esfuerzo una redacción que prevea mi actividad en tiempo de asueto antes que este llegue, aunque ya queda menos.
Sobra decir que amo Getafe, nací aquí hace bastantes años y nos hemos acostumbrado mutuamente el uno al otro, pero por salud (sobre todo, mental) conviene poner distancia de vez en cuando y, cuando el calor aprieta, la costa parece un buen sitio para relajarse. Serán unas semanas alejado del trabajo (nunca del todo) pero, sobre todo, despejando la mente de contactos tóxicos, miserables de cáscara amarga, pretendidos influencers perniciosos, mala gente encantada de haberse conocido y tontos con mucho tiempo libre (peligrosísimos).
¿Qué haré durante esos días? Lo que todos hacemos durante esos días: leer, relajarme, visitar lugares y personas interesantes, leer, rodearme de gente que quiero y me quiere, estudiar un poco y escribir mucho, leer, reconfortar el cuerpo con ejercicio físico, sumergirme en la naturaleza y leer.
¿Qué no haré durante esos días? Lo que todos huimos de hacer durante esos días: enfadarme, hacer las cosas con prisas, agobiarme por menudencias, enfadarme, dar importancia a lo que no la tiene y a quien no la tiene, enfadarme, dejarme invadir por la desidia, los prejuicios y las malas ideas y, sobre todo, enfadarme.
Ahora es cuando piensas, a mí qué me importa lo que este tipo haga o deje de hacer en sus vacaciones (y ahora es cuando sonríes porque te has dado cuenta que estabas pensándolo), es más, si eres del glorioso gremio de los ofendiditos, estarás dudando si escribir un comentario encendido por este ejercicio de pomposidad cuando hay gente que no tiene trabajo, no tiene vacaciones o no puede disfrutar de ellas; aunque optarás por premiarme con tu sutil desprecio y no dar por leídas estas palabras.
En total, que ya me está quedando largo, pienso disfrutar mucho de estos días, vaciar mi mente de malos rollos y volver feliz, cargado de energía positiva. Para todo lo demás, ya tenemos once meses. Haz lo que quieras, puedas o te permitan, nada te puede impedir tratar de vivir a gusto contigo mismo y, en consecuencia, con todo lo que te rodea. Feliz verano.