GETAFE/El aula sin muros (02/07/2019) – En un pequeño bar del Madrid castizo, se puede leer: en este bar no tenemos wifi, pueden hablar entre ustedes. Una muestra de cómo la sabiduría popular es capaz de sintetizar hasta qué punto condicionan nuestras vidas las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), provocando que se priorice la relación vicaria de las pantallas sobre las relaciones personales directas.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han irrumpido vertiginosamente en todos los ámbitos de nuestra vida, el laboral, recreativo y personal, modificando profundamente nuestros modos de acceder a la información e incluso nuestras relaciones personales y ha supuesto innumerables ventajas, pero también no pocos inconvenientes.
En el ámbito educativo muchos docentes intuimos, desde hace tiempo, la enorme potencialidad que ofrecen estas tecnologías. Las propias administraciones públicas, en los años ochenta, comenzaron a introducir su uso en el aula a través de los llamados proyectos Mercurio, para el ámbito de la producción y comunicación audiovisual, y Atenea para el uso de los medios informáticos en el aula.
Se diseñó un vasto programa de formación del profesorado, a través de los extintos centros de profesores, con la idea de formar a los docentes, no sólo en el aspecto técnico, sino también (de forma prioritaria) en aspectos relacionados con la didáctica específica que requiere su uso en el aula. Parecía obvio que, tratándose del alumnado, no debía permitirse que la introducción en el aula de las (entonces) nueva tecnología dependiera de los intereses comerciales de las empresas de hardware y software.
Pero el cambio político acaecido en la Comunidad de Madrid a mediados de los noventa también cambió la perspectiva educativa. Se suprimió la vertiente pedagógica y crítica, tanto en la formación del profesorado y el alumnado, y en la actualidad sólo se forma al profesorado en los aspectos técnicos. Semejante decisión es congruente con las políticas neoliberales que quieren un profesorado dócil, un alumnado sumiso y una ciudadanía complaciente, que sigan los dictados de los políticos, las editoriales (de libros de texto o programas informáticos) y las fundaciones educativas de las corporaciones tecnológicas. Se promueve una sociedad que consuma mucho y proteste poco.
Hace unas semanas se convertía en noticia relevante que directivos de Silicon Valley habían tomado la decisión de que las escuelas de sus hijos estuvieran libres de pantallas. No deja de ser una anécdota que pone de manifiesto un cambio de actitud pendular, que denota el sesgo snob de sus promotores.
Los que suscribimos no somos tecnófobos y desde la aparición de los primeros ordenadores personales intuimos las potencialidades educativas de estos elementos tecnológicos, de ello dan fe sendos Spectrum (64 K) que, como oro en paño, atesoramos. Consideramos que el uso educativo de TIC tiene muchas ventajas y no menos inconvenientes y que, dependiendo del contexto educativo en que se van a utilizar, requieren una mesurada aplicación.
Entre las ventajas del uso educativo de las TIC nosotros destacamos:
Pero también hemos de tener en cuenta los numerosos inconvenientes:
Hay que tener en cuenta que el uso de las tecnologías, por sí mismas, no suponen un cambio educativo. Se pueden utilizar metodologías que parecen muy modernas y estar anclados en un modelo educativo caduco.
Es importante que el profesorado tenga una formación integral y crítica, que incluya no sólo el aspecto técnico, sino en la aplicación didáctica de estas tecnologías en el aula.
Es importante que el profesorado sea protagonista en la planificación de su actividad docente para que no sean ni las editoriales ni los gigantes de la comunicación los que dicten su práctica educativa.
Que las nuevas tecnologías se introduzcan de forma paulatina, priorizando en las primeras edades las vivencias personales y la socialización, y ampliando progresivamente los elementos tecnológicos, siempre supeditados a criterios pedagógicos y psicológicos: que el elemento técnico no polarice el proceso educativo.
Como diría nuestro castizo amigo no poner el carro delante de los bueyes.
Escuela Abierta es un movimiento de renovación pedagógica (MRP) que surgió en Getafe en el año 1981 y que tiene entre sus objetivos la construcción de un modelo de Escuela Pública universal, gratuita, inclusiva, científica, pacifista, ecológica y laica.