GETAFE/Look total (28/06/2019) – ¿Cuántas veces habré soñado con esos inmensos parajes verdes, llenos de ovejas, vacas peludas y personajes míticos y de leyenda? Por fin se hizo realidad. Emprendimos un viaje de 4 días por Escocia (en coche) empezando por Edimburgo y acabando en Glasgow, casi 1.000 km que dieron mucho de sí y que sin duda merecieron la pena.
Como decía empezamos en Edimburgo, o como la llaman allí la vieja chimenea, una ciudad que me enamoró desde el primer momento, los edificios de cuento, los callejones con tanta historia, la gente tan encantadora, los pubs, ¡hasta las tiendas! Una pasada…
El día en Edimburgo fue maratoniano, empezamos a patear sin parar para avanzar y ver todo, no queríamos perder tiempo. Desde la Galería Nacional y bajar hasta The Mound, Princess Street, el monumento a Scott, el edificio Jenners (son los Harrods escoceses), la plaza St Andrew, patear George Street Y Rose Street, por supuesto la Royal Mile, el puente de los suicidios, el cementerio Canonwgate (donde está Adam Smith), el parlamento, la Catedral de St.Giles y el corazón de losas (donde tienes que escupir para que te dé suerte), el Palacio de Holyroodhouse y la plaza Grassmarket… como veis, sí, fue maratoniano, pero Edimburgo no es una ciudad grande, en un día te puedes ir con una idea muy buena de lo que es. Por supuesto con paradas técnicas en los pubs con más nombre como Deacon Brodies´s Tavern (basada en el extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde), The Standing Order (genial para comer y desayunar), The Elephant House (donde la escritora de Harry Potter pasó más horas) y la típica The world´s end (donde se decía que estaba el fin del mundo), dormimos en pleno centro, en un apartamento (allí se lleva mucho ese tipo de hospedaje).
A la mañana siguiente después de meternos un desayuno escocés para nuestro body, cogimos el coche (alquilado) y empezamos la ruta hacia Tierras Altas. Lo primero de todo fue desviarnos un poco de la ruta para ir a la Capilla de Rosslyn (espectacular) y después continuamos. La siguiente parada fue Linlithgow, el castillo donde nació María Estuardo y donde se rodó la película de Outlander. La segunda parada obligada eran Los Kelpies de Falkirk, donde están las cabezas de caballo, las esculturas más grandes del mundo, son seres mitológicos de Escocia, espíritus acuáticos que para atraer a la gente toman forma de caballo, si lo montas te arrastra hasta el fondo del agua y te devora. Continuamos la ruta hasta Stirling donde comimos, este pueblo tiene mucho que ver, está el castillo donde coronaron a María Estuardo, es una de las fortalezas más famosas de Escocia, la estatua Robert y William Wallace, Mote Hill donde está la piedra de las decapitaciones y una vista panorámica muy chula, desde donde puedes ver el Puente de Stirling. Sin olvidar como en todos los pueblos visitar la plaza Mercat Cross con su correspondiente unicornio. Seguimos hasta Crieff, donde visitamos una destilería de whisky y Drummond otro castillo con jardines. El siguiente pueblo fue Perth en la región de Perthside, otro de los pueblos grandes, con el castillo de Balhousie, su puente viejo, colina Kinnoull y el palacio de Scone donde pavos reales y vacas peludas campan a sus anchas por los jardines, allí era el lugar donde coronaban a los reyes.
Ya empezaba a hacérsenos tarde así que fuimos hasta Pitlochry, allí pudimos ver la escalera de salmones, un lago de 1950, casas de hace 300 años, visitar más destilerías y más castillos… Al acabar ya teníamos que irnos a la ciudad donde dormíamos, Inverness.
Al otro día despertamos en Inverness, tocaba patearlo y conocerlo antes de seguir: las calles Church y Academy, Victorian Market (unas galerías de 1890), el castillo, el puente Greig e Infirmary (sobre el río Ness), la Catedral y la iglesia más antigua de la ciudad y como curiosidad visitamos la librería Leaky´s, es preciosa y súper antigua. Nos tomamos una pinta en Black Isle (muy top, te dan a probar un montón de cervezas hasta elegir la tuya) y comenzamos la ruta del día. Visitamos Culloden (donde tuvo lugar la batalla jacobita y donde están las cámaras funerarias), no creo que merezca tanto la pena, pero va en gustos. Seguimos hasta Moray Firth entre Fortrose y Rosemarkie donde está el fiordo escocés, el faro y donde con suerte puedes ver delfines en libertad. Intentamos comer en Rosemarkie pero no hubo suerte, eso sí, pudimos probar una cerveza exclusiva del pueblito, la Happy Chappy y mmm…¡deliciosa!
Ya llegaba mi parada más deseada, el Lago Ness, lo bordeamos enterito con el coche, 37km de increíbles vistas, parando donde queríamos, hasta llegar al castillo de Urquart, el que visitamos, y donde nos recreamos a orillas del Lago Ness para hacer fotos y relajarnos. La última parada del día antes de ir al pueblo donde dormíamos, fue a Kyle of Lochals, era obligado, está en castillos de Eilean Donan, el más emblemático de Escocia y donde dicen que hay un fantasma gallego pululando, es una pasada el paisaje, muy recomendable. Y ya pusimos rumbo a Fort William para cenar y dormir.
Amaneció y era hora de empezar a visitar, primero el monte Ben Nevis (el más alto de Reino Unido) y después fuimos hasta Glenfinnan (donde está en ferrocarril de 21 arcos de las películas de Harry Potter y el lago de agua dulce interior más grande de Escocia). Visitamos todas las “islas” Arisaig, Morar (tiene el lago más profundo donde se dice que vive el monstruo Nessy), Mallaig, Lochailort (viaducto donde desembarcó Carlos Eduardo de Estuardo en 1745 y una iglesia blanca paisaje de varias películas). Una visita muy especial es la Isla de Skye pero en 4 días es un poco imposible, quedará para otro viaje, así que pusimos rumbo a Glasgow, parando a mitad de camino para comer en Glencoe que es un parque natural precioso y muy importante allí. El Glasgow visitamos la mezquita, la Universidad, the Lighthouse, la Catedral el Ayuntamiento y George Square, tomamos varias pintas por las calles principales y cenamos.
El último día arrancamos para Edimburgo porque salía de allí el avión y así lo disfrutábamos de nuevo antes de irnos, para mí la cuidad más bonita de Escocia, junto con los parajes de Tierras Altas.
El tiempo allí es imprevisible, de repente cae un chaparrón y sale el sol. Siempre es bueno vestir por capas (os dejo mis looks). Y a partir de junio es genial visitarlo porque anochece muy tarde y te da tiempo a ver mucho más.
Un viaje inolvidable. ¡HASTA PRONTO!
[Y siempre, siempre, siempre…diviértete combinando]
“Si no vas, nunca lo sabrás”