No por muy repetido deja de ser absurdo. Nos referimos al inevitable mantra que acompaña cualquier promesa electoral que se precie: “en cuanto accedamos al poder, haremos una auditoría para saber dónde se ha derrochado el dinero público y quién se lo ha llevado”. Esta afirmación en boca de casi cualquier candidato de cualquier ciudad de España, denota una enorme ignorancia de cómo funciona la administración; cualquier gasto emprendido por este u otro ayuntamiento está sometido a fiscalización previa, es decir, o está plenamente ajustado a la ley o no se ejecuta. El resto es bla bla bla …