De acuerdo, solo se trataba de encontrar una fórmula festiva para dar comienzo a las fiestas pero, reconozcámoslo, el objetivo se les fue de las manos: Pretender que alguien haga, no una, sino dos tortillas, una para comer y otra para el récord; y se desplace al Cerro de los Ángeles, pero no una, ni diez personas, necesitaban cientos de entusiastas participantes para que el evento quedara vistoso y no fue así. Formalmente se batió la marca buscada pero con la inestimable ayuda del stock almacenado en un camión del principal esponsor quien, casualidades de la vida, es fabricante de tortillas envasadas. En fin… el sábado, el pregón.