Amar hasta el final

GETAFE/Rincón psicológico (14/06/2019) – Esta semana escuchaba en un podcast esas “especies” de pequeñas emisoras de radio donde se habla sobre un tema de interés y luego se puede comentar en relación a ello. Este podcast hacia referencia a la capacidad de amar, desde ese amor gratuito, honesto y sincero.

Las reflexiones sobre el post me hicieron ir más allá en temas que en las sesiones de terapia salen muchas veces: ¿Es posible amar al otro sin amarnos a nosotros mismos? ¿Hasta dónde llega mi capacidad de amar? ¿Quiero y deseo recibir en la misma proporción en que doy o hasta donde soy capaz de dar? ¿Es totalmente gratuita esta entrega de amor?

Estas y otras preguntas van surgiendo a lo largo de las sesiones cuando uno confronta al otro el dominio de esta “palabra” que cada vez está más en desuso por el poder intrínseco de la misma.

Está claro que ya desde antaño nos enseñan a “no puedes ser capaz de amar al otro si antes no te has amado a ti mismo” y esta genialidad de frase tiene mucho, pero que mucho trasfondo.

A lo largo del tiempo hemos ido creciendo en que todo cuanto entregue al otro lo recibiré con creces, y así se muestra en el día a día, a nuestros hijos, nuestras parejas, padres, familia, pero… y ¿qué sucede con nosotros? ¿Qué nos sucede cuando de lo que se trata es de AMARSE A UNO MISMO?

Muchas veces para trabajar la autoestima y empoderamiento realizo con mis pacientes un ejercicio, “el del espejo”, hay veces que dependiendo del momento en que nos encontremos y la evolución les propongo realizarlo en casa, sentados en un lugar cómodo, suyo, y con el espejo enfrente: el ejercicio consiste en mirarnos, mirarnos desde dentro y decirnos todas aquellas cosas que vemos de nosotros mismos, que amamos, que nos gustan, se trata de un ejercicio de auto observación constante ante la intimidad más profunda de uno que es el vernos dentro de esa mirada que nos penetra, es sorprendente ver el resultado y el efecto que provoca en nosotros la realización de este ejercicio.

Y es que de eso se trata, de ATREVERNOS, de provocarnos, el mirar dentro de nosotros, reconocernos aquello que somos y abrazarnos desde este lugar divino que somos.

Y de repente llega ese día en que atravieso esa mirada, de repente llega ese día en que amo aquello que tengo delante de mí, aquella esencia que me habla y que soy yo desde lo más mío. Y ese día ya no hay marcha atrás.

Muchas veces digo que es como esa pareja de enamorados que en sus primeros meses solo ven aquello que les gusta del otro y que nublan la vista hacia lo no tan visible o sorprendente. La historia va más allá y es que el cuerpo que habitamos se enriquece de una esencia y un alma que somos nosotros y que también hay que nutrirla , sostenerla y cuidarse.

El día que aprendo a ver más allá de mi mirada ese día habré comprendido lo que es AMAR más allá del infinito.

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Redacción Getafe Capital