En pleno siglo XXI sorprende que todavía se generen polémicas como las que están apareciendo en relación con el recuento de votos y asignación de representantes. Por una parte es síntoma de un proceso garantista, que impide el error en el resultado final, ya sea accidental o fraudulento; pero también denota el punto débil del sistema, el factor humano. Hasta que se encuentre el modo apropiado de resolverlo, sugerimos el empleo indiscriminado de la tecnología digital, esto es, contar con los dedos. Quizá por eso, en Getafe se oye insistentemente en las últimas horas: Enjuto, calienta que sales.
jose valentin ramirez
31 mayo, 2019 at 11:23
Es un fallo humano… como cuando hay un accidente laboral… pero tras esos fallos hay una espiral de contratas y subcontratas.. condiciones de trabajo cada vez peores.. hacer mas en menos tiempo.. trabajo temporal… etc etc..
El sistema electoral no debiera dejarse en manos «del mercado».