GETAFE/Rincón psicológico (17/05/2019) – ¿Y si te preguntara cuál es el personaje preferido de tu historia de vida? ¿Aquél que siempre sacas a pasear? ¿Aquél con el que te identifican tus amigos, compañeros de trabajo, familia? ¿Crees que en nuestra historia de vida nos identificamos con uno, dos o quizás tres o unos cuantos más?
Te sorprendería saber que a lo largo de nuestra vida vivimos inmersos en una serie de personajes los cuales conviven en nuestro día a día con nosotros, muchos nos hemos acostumbrado a ellos, otros nos hacen sobrevivir en la adversidad como cuando nos creemos superhéroes sacados de un cómic otros simplemente nos habitan son más.
¿Cuál crees que es la función de estos personajes si es que la tiene?
El ser humano necesita recrearse en personajes para poder adaptarse al mundo en el que habita, cada uno de nosotros reconocemos nuestro rol de padre de familia, de compañero de viaje, compañero de estudios, de profesión, pero ¿es este rol el que realmente deseamos o se trata solo de un constructo del cual no somos conscientes?
A lo largo de nuestra vida vamos adaptando patrones de conducta que nos van marcando en nuestra personalidad, hasta aquí podría tratarse de una capacidad de adaptación que adquiere nuestro intelecto para saber estar en las situaciones pero el problema radica cuando nos es difícil identificar y discernir el personaje de lo que realmente somos, y cuando la elección del mismo no viene determinada por nosotros sino por el ambiente que nos rodea, y es aquí cuando uno puede entrar en ese «no saber que me pasa”, “me siento extraño”, “no me reconozco”, “no soy el que era”, etc. Es seguro que muchas de estas frases te resuenan bien porque te las haya dicho en algún momento o bien porque comiencen a ser un diálogo interno permanente en ti.
Cuando esto sucede es importante no asustarse pudiendo pensar uno se está volviendo “loco», al pararse y observarse uno puede ver qué es lo que está sucediendo dentro de él de donde le viene ese miedo o esa incertidumbre, ese vacío que nosotros los terapeutas apodamos llegando un determinado momento “vacío existencial” y ver hacia donde le conduce ello.
Cuando uno se para desde este lugar a OBSERVARSE descubre su propia realidad, aquello que quiere habitar, sin miedos, descubre aquel personaje que en realidad le habita, aquel que no quiere representar sino sentir y experimentar y descubre que muchos de los personajes habitables hasta ahora en él no eran más que ficticios para “sobrevivir” en este habitable mundo.
El trabajo de personajes en terapia es un trabajo muy apasionante. En sesiones se dinamiza su descubrimiento, se juega con ellos, se habla con ellos y nos confrontamos. Es desde este lugar donde el usuario conecta con lo más profundo de él permaneciendo en aquello que quiere seguir habitando o atreviéndose a experimentar su verdadera identidad, para esto pueden pasar años y uno ha de estar preparado para ello.
El proceso de terapia es complejo hasta identificar y abrazar nuestros personajes, desenmascararlos y jugar con ellos.
Un viaje apasionante a la vez que divertido y profundo. Te invito a ello.
¿Qué personajes habitas?
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