GETAFE/Varios (07/05/2019) – Se mire por donde se mire la nuestra es una sociedad consumista. Poco o nada importa ya si la vida útil de aparatos y objetos ha llegado a su fin, pues la mayoría de personas en la actualidad desecha cantidad de aparatos y objetos antes de que dejen de funcionar o se rompan, por el simple hecho de que ya no están de moda, han dejado de gustarles o simplemente, se han aburrido de ellos. Muy lejos queda ya, aquella época en la que la pobreza hacía que cualquier posesión fuera, poco más o menos, como tener un gran tesoro. “El ámbito de la decoración, no es distinto a otros, por lo que no ha podido permanecer ajeno a esta tendencia que prima en la sociedad. Excepto en contadas ocasiones en las que los propietarios de alguna pieza conocen el valor real que tiene, o en aquellas en las que tienen un incalculable valor sentimental, que suelen optar por mantenerlos. En la gran mayoría de casos, las personas se deshacen de auténticas joyas que con un nuevo tapizado volverían a lucir como el primer día” comentan desde Tapicerias Ridó.
Y es que, a pesar de lo que muchos puedan pensar sobre los muebles antiguos, no se puede negar que en la actualidad suelen ser un elemento clave diferenciador, es decir, además de ser los elementos que se emplean como nexos de unión de todo un conjunto, suelen ser los únicos imposibles o difíciles de encontrar en cualquier otro lugar, poniendo en relieve la singularidad que poseen.
No se debe olvidar que, como indican desde Tapicerias Ridó “al tapizar de nuevo un mueble antiguo, como puede ser una butaca o unas sillas, además de dotarlos de un aire completamente renovado que permite incluirlo en la estancia deseada sin que desentonen, estamos dotando a esa estancia de elementos únicos e irrepetibles que serán la envidia de todos aquellos que visiten nuestro hogar y gusten tanto de la decoración como del diseño”.
Quizás sea hora de pensar un poco más en usar y utilizar las cosas hasta que llegue su auténtico fin y no hasta que cualquiera decida que ha llegado. ¿Cuántas personas se han parado a pensar alguna vez que incluso ellas tienen fecha de caducidad? ¿Qué ocurriría si otros decidieran por ellos que ha llegado su fin? No deja de ser curioso, pero puede que sea hora de pensar un poco más en el planeta, alejarse del consumismo que agota recursos, y ya de paso, dejar de generar tantos residuos.