GETAFE/Varios (29/05/2019) – En ocasiones ocurre que sucede una pequeña tragedia como que se incendie la casa de un vecino para poner nuestra perspectiva al servicio de los recursos de los que podemos disponer. Si ha pasado cerca de ti, alguna vez lo has pensado. ¿Por qué tener un extintor cerca? De un tiempo a esta parte podemos obtener herramientas que nos mantengan seguros dentro de nuestros hogares, lugares de trabajo o en cualquier centro en el que nos encontremos. Por ello, es importante el abastecimiento de extintores en puntos clave que nos hagan sentir seguros.
En extintores Presman son conscientes de los pequeños errores humanos que se pueden cometer y que pueden poner en riesgo nuestras vidas y las de nuestros seres más cercanos para apostar por la seguridad contra los incendios. La eficacia de este servicio reside en la prevención, instalación y mantenimiento de extintores. Sin embargo, a la hora de decirnos por la instalación de aparatos portátiles son muchas dudas las que nos surgen.
Estamos rodeados de ellos, pero no sabemos cómo funcionan. Los extintores, comúnmente conocidos por su característico color rojo, están compuestos principalmente por un recipiente metálico de acero que contiene en su interior un agente comprimido, dependiendo del combustible al que vaya a ser dirigido para su extinción.
Los extintores de incendios cuentan con ocho partes: un manómetro (medidor de la presión), una palanca de disparo y anilla de seguridad (permite utilizar el extintor), una válvula de salida (permite expulsar el agente extintor), una boquilla y manguera (tubo para apuntar a la dirección del incendio), un cilindro o tanque (la parte de acero que contiene el agente y que nos indica las características del mismo), un tubo de sifón (por el cual sale el agente extintor), el agente extintor (sustancia de color blanco que permite apagar el fuego) y nitrógeno (mantiene la presión del agente hasta su uso).
La primera observación que debemos hacer es comprobar que la presión es correcta a través del manómetro, siendo conscientes de que la aguja se sitúa en la zona verde. Después de comprobarlo, quitamos la anilla de seguridad para poder usar la palanca del extintor. Con la manguera apuntamos al foco del incendio, la base de las llamas, a una distancia aproximadamente de dos metros. Con un movimiento de izquierda a derecha movemos la manguera para sofocar las llamas permaneciendo en todo momento frente al fuego y evitando darle la espalda. En caso de producirse en un lugar al aire libre es importante ser conscientes de seguir la dirección del viento. Cuando se haya extinguido el fuego es recomendable vaciar el extintor para evitar que se aviven las llamas y, posteriormente, acudir a una empresa para la recarga y mantenimiento del mismo.
El número de extintores está actualmente relacionado por las actividades que se desarrollan en un lugar y el riesgo que pueden provocar los materiales que se encuentren en el mismo, y no por el número de metros cuadros. Es necesario conocer el entorno, plantear un marco de prevención de incendios y estar debidamente preparados con el equipamiento adecuado. Encontramos diferentes clases de extintores dependiendo del factor de combustión:
Clase A: combustibles sólidos (madera o plástico). En esta clase se encuentran extintores de agua, espuma y de polvo teniendo especial precaución con evitar las zonas de corriente eléctrica. También es frecuente el uso de dióxido de carbono (CO2), evitando que se puedan estropear materiales valiosos con la utilización de extintores de agua o espuma.
Clase B: combustibles líquidos (gasolina o pintura). Entre los que se componen de extintores de agua, de espuma y CO2, idóneos si no se utilizan en lugares con electricidad.