No recuerdo dónde leí que, “el encanto de las campañas electorales reside en ver tu ciudad con un político colgando de cada farola”. Maldades aparte, hemos de reconocer que las nuevas tecnologías, aunque no nos han privado de las banderolas colgantes de los fustes en las principales avenidas, nos evitan los cientos de carteles por el suelo (despegados de forma natural o con ayuda) o los miles de programas, folletos, panfletos y anuncios que alfombraban nuestras calles. En estos casos, porque había tanta información que nadie la leía, bienvenida sea la aportación de los soportes digitales al circo electoral