GETAFE/La piedra de Sísifo (09/04/2019) – Que alguien repita un argumento muchas veces no le resta validez, si acaso, propicia que te llamen pesado pero poco más. En mi caso, llevo décadas proponiendo que se incluya en el diseño curricular de la educación secundaria el visionado, y posterior debate, de la inmarcesible obra maestra La Vida de Brian. Contiene atinadas referencias a circunstancias de la vida diaria, una alegoría implacable de la vida política y, por si esto fuera poco, además se aprende latín (Romani ite domum).
En el caso que nos ocupa, y aunque ya suene a tópico, recuperaremos el debate en las gradas del circo y la aversión que muestran los miembros del Frente de Liberación de Judea hacia los demás grupos disidentes, incluidos ellos mismos. Algo parecido sucede en Getafe (no somos ninguna excepción) y los constantes llamamientos a la unión de la izquierda procedentes, paradójicamente, de todas las fuerzas de la izquierda y sus grupúsculos disidentes.
Así, si nadie lo remedia, el próximo 26 de mayo tendremos a nuestra disposición papeletas del propio Frente de Liberación de Judea, el Frente Judaico Popular, el Frente Popular del Pueblo Judaico, la Unión Popular de Judea, el Grupo de Liberación Judaica y la Unión del Pueblo Judío, de momento, y aunque solo fuera por evitar la tala de ocho o diez árboles, deberíamos sentarnos a recapacitar.
Porque todos tienen un elemento común, cada uno de ellos representa a la verdadera izquierda y cada uno de los demás está manchado de impurezas que lo deslegitiman para representar a nadie. Todos tienen una consumada experiencia en expedir carnés de inmaculada ideología y, sin excepción, si hay algo a lo que odien más que a la derecha, es al resto de formaciones de izquierda (disidentes) y si encima aspiran a ser mayoritarios, además de disidentes, llevan colgado a la espalda un ominoso cartel donde reza: Vendidos.
Es una lástima que todos hayan cursado estudios de letras puras porque, si supieran contar, aunque solo fuera con los dedos, se darían cuenta que la suma de los puñaditos de papeletas conseguidas por cada una de las diversas formaciones, restarían uno o dos concejales al bloque de la izquierda y ya vimos lo que sucedió en 2011 cuando alguien antepuso su ambición personal al bienestar colectivo, que pasamos cuatro oscuros años sumidos en las tinieblas de Juan Soler y su mariachi protojudicial.
Ahora, sin excepción, todos están pensando: qué razón tiene, estamos dispuestos a acoger en nuestro seno a todos esos disidentes que quieran volver a la casa de la auténtica izquierda, salvo los traidores del …, del … y los vendidos del … y vuelta a empezar.
Eso sí, aunque la sección ultrafacha de Getafe aún no ha dado el ombligo (les cuesta encontrar la salida de las alcantarillas) la derecha no está esta vez para tirar cohetes y pueden (van a) sufrir en sus carnes el síndrome del Frente de Liberación Sionista, o como se llame eso suyo donde militan.
Sed felices