GETAFE/Look total (21/04/2019) – Una de las muchas ventajas de vivir en Madrid son las cortas distancias a cualquier punto de España. Teníamos ganas de pasar un día diferente así que decidimos hacer una ruta hasta Segovia, comer, hacer un par de paradas y de vuelta al hogar. Ahora que vienen días de más calor y apetece más salir, si queréis despejaros sin gastar demasiado, por aquí os dejo mi ruta.
Después de desayunar arrancamos hacia el primer pueblo en el que queríamos parar, Sotosalbos, un pueblito con una iglesia románica digna de ver y un encanto muy diferente, paramos a tomar algo en una taberna, (en la cual nos dieron a degustar un chorizo y salchichón de la zona, que solo recordarlo se me hace la boca agua) y seguimos, el siguiente pueblo, Turégano, nos conquistó por su castillo e iglesia (la entrada cuesta 2€), subir a lo alto de la torre del castillo y ver las vistas merece la pena, además de meterte por unos minutos en la piel de los ancestros que allí habitaron recorriendo escaleras y demás salas.
Antes de llegar a Segovia por la carretera de Soria, paramos a comer en un restaurante que nos aconsejaron, en Collado Hermoso, La Matita, un trato exquisito y una comida muy pero muy sabrosa, además de poder elegir entre varios platos de la temporada., sin duda para repetir.
Y llegamos a Segovia, comenzamos por el Acueducto romano, esa gigantesca construcción de granito con más de 2000 años de historia, situada en pleno centro de la ciudad, en la conocida como plaza del Azoguejo. Tenía unas ganas inmensas de hacerme fotos allí y volver a verlo después de años. Puedes recorrer sus arcos de izquierda a derecha, por un lado por una inclinada cuesta y por el otro por unas empinadas escaleras que te llevarán a la parte más alta del acueducto desde donde hay unas geniales vistas tanto por el día como por la noche.
Continuamos el recorrido por la Calle Real, una calle repleta de tiendas y que nos dio la opción de ver de paso la Casa de los Picos, el Torreón de Lozoya, la iglesia de San Martín y la vieja cárcel que ahora es biblioteca.
A unos metros de la antigua cárcel y antes de llegar a la plaza mayor nos encontramos una bifurcación, una calleja estrecha a mano izquierda donde lo primero que encontramos es la antigua sinagoga mayor, hoy conocida como Iglesia del Corpus Christi, y se encuentra en el interior del convento de monjas carmelitas. Ahí da comienzo la Judería Vieja, un entramado de callejuelas que nos llevó hasta uno de los laterales de la Catedral y hacia un mirador desde el que pudimos ver El Pinarillo, el antiguo cementerio judío situado al otro lado del río Clamores. Las tiendas de las calles tienen verdaderas monadas.
La judería vieja fue el lugar al que, en tiempos de los Reyes Católicos, fueron enviados todos los judíos de la ciudad. Continuamos la ruta hacia la Plaza Mayor de la ciudad, nos encontramos con la Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia. En la misma plaza se encuentra el Teatro Juan Bravo y la iglesia en la que Isabel de Castilla se hizo coronar reina. Pasamos un buen rato por esa zona, viviendo el ambiente, tomando un helado para refrescarnos y sacando fotos.
Desde la plaza continuamos viaje hacia el Alcázar de Segovia. Con forma de navío y situado justo en el punto en el que el río Clamores se junta con el río Eresma, es una de las cosas que no puedes dejar de ver. Una interesante visita que te trasladará a tiempos de los Reyes Católicos en todas y cada una de las estancias de este impresionante castillo de cuento. Para finalizar la visita que mejor que subir hasta la torre desde la que disfrutamos de unas vistas únicas de toda la ciudad, donde resalta una foto muy pintoresca de la iglesia de la Veracruz y la Fuencisla.
Como siempre elegí un look cómodo y fresquito ya que hacía calor y había que patear.
¡HASTA PRONTO!¡ FELIZ SEMANA SANTA!
[Y siempre, siempre, siempre… Diviértete combinando]
“Todo tiene su encanto, tienes que aprender a mirar”