Por Laura de Toledo Congosto, psicóloga y sexóloga el 4 abril, 2019@GetafeCapital
GETAFE/Rincón psicológico (04/04/2019) – Todos los días tomamos decisiones, la mayoría de las veces de forma rutinaria: qué comer, qué ropa ponerse o elegir el camino para ir a casa. Por lo tanto lo primero que debes saber es que eres capaz de decidir, lo haces y, encima, lo haces bien. Estos procesos automáticos nos permiten ahorrar mucha energía que podemos invertir en asuntos de mayor importancia. Por supuesto, a veces nos equivocamos y, en el mejor de los casos, aprendemos de esos errores, incluso podemos corregir el rumbo para llegar donde queremos.
Hoy quiero reflexionar contigo sobre esas otras decisiones que no son tan fáciles, las que cuestan y duele tomarlas. Para cada cual serán unas porque lo fácil-difícil, lo importante-no importante es diferente para cada cual.
Ante una situación difícil lo primero que debes hacer es poner a tu dilema en su lugar, dando a cada cosa la importancia que tiene para ti. Cuantos más aspectos de tu vida movilice una decisión, más te costará elegir. Toma un poco de distancia y pregúntate: ¿Es necesario preocuparse por esto? ¿Puedo hacer algo para cambiarlo?, a veces damos vueltas a cosas que no dependen de nosotros. ¿Es necesaria la decisión? ¿Me estoy complicando la vida? No decidir también es una forma de hacerlo, es decir, permanecer inmóvil ante las cosas es una elección. Una vez que comprendas que tu situación requiere una elección, llega el momento de intervenir.
Pero… ¿cómo hacerlo?
Programa un tiempo para pensar, no pases el día dando vueltas, siéntate a valorarlo y a hablarlo, pero trata de no convertirlo en un “monotema”. Es importante pensar bien las cosas antes de tomar una decisión, obsesionarte no te llevará a tomar mejores decisiones.
Decidir desde la razón y desde la emoción. Suele decirse que las cosas hay que verlas en frío, tomar decisiones con cabeza. Sí, la lógica y la razón son importantes. Igual o más importante que las emociones que acompañan a los dilemas. Tengo más preguntas para ti: ¿Cómo me siento con la situación actual? ¿Cómo me gustaría sentirme?
Pasos para tomar una decisión:
Márcate un plazo razonable, suficiente para poder valorar todas las opciones, pero sin alargarlo en el tiempo y caer en la procrastinación. Recuerda que no decidir es también una forma de elegir.
Preguntas que debes contestarte: ¿Qué quieres? ¿Dónde te ves dentro de 2 meses? ¿cómo te gustaría estar dentro de un año? no es necesario pensar a muy largo plazo pues las cosas van cambiando con el tiempo.
Lista para tomar decisiones: Sé que es un tópico, pero es necesario, elabora una lista con las alternativas o soluciones que tiene tu dilema. Ya sabes: Plan A, Plan B, Plan C…tantos como se te ocurran. Sé realista, pero no juzgues si son buenas o no, sólo deja volar tu imaginación, el siguiente paso será analizar su viabilidad.
Ventajas – Inconvenientes o análisis DAFO. Debilidades (negativas e internas), Amenazas (negativas y del entorno), Fortalezas (positivas e internas), Oportunidades (positivas y del entorno). Toma cada una de las alternativas que has pensado en el punto anterior y escribe un DAFO para cada una de ellas. Anota todas las cosas que se te ocurran en cada apartado sin olvidar incluir tanto lo racional como lo emocional, la repercusión que tiene tu decisión y su viabilidad. Otra forma de hacerlo es en dos columnas con las ventajas e inconvenientes de cada alternativa.
Valoración: puntúa cada ítem con una nota según la importancia que tiene para ti del 1 al 10. Suma lo positivo, réstale lo negativo y tendrás una nota para cada alternativa. Descarta las de menos puntuación y revisa de nuevo hasta que tengas tu alternativa ganadora. Si tienes empate valora si se pueden combinar.
Puesta en marcha: define plazos para comenzar a desarrollar tu decisión: Cómo, cuándo, dónde…
Evaluación: deja pasar un tiempo de adaptación para analizar la satisfacción sobre el resultado, los cambios no son fáciles y requieren de tiempo para ver cómo te sientes. Si no funcionó, analiza qué ha fallado y vuelve a realizar un análisis de tu situación actual.
Estas son algunas barreras que vas a encontrar cuando tomes una decisión, son normales y difíciles de evitar, pero conocerlas te ayudará a superarlas:
Miedo a equivocarnos e incertidumbre.
Procrastinar, evitación y tendencia a no decidir.
Esperar que decidan otros por tí y preguntar en exceso a los demás.
Falta de autoconfianza, nadie mejor que tú conoce lo que quieres y cómo te sientes.
Perfeccionismo, en muchas ocasiones no podemos saber que es “hacer lo correcto” pues es algo subjetivo.
Necesidad de aceptación, sentimiento de fallar a los demás.
Tienes derecho a equivocarte, a intentarlo, a aprender.
Nadie dijo que resolver dilemas sea fácil, pero es apasionante. ¿Te atreves a conseguirlo?