GETAFE/Varios (04/04/2019) – En incontables ocasiones a los padres les resulta complicado entender el comportamiento de sus hijos. Y es que, a medida que van creciendo y desarrollándose tanto física como psicológicamente los niños van buscando su independencia, algo que adquiere extremada relevancia en la adolescencia, momento complicado tanto para padres como para hijos, en el que los jóvenes se vuelven más herméticos y sus padres deben acostumbrarse a interpretar sus silencios. Pero además, y como indican desde el Centro Médico de Psicología Clínica y Psicoterapia, “el creciente uso de las redes sociales entre los más jóvenes ha provocado que se aíslen más todavía y que sus padres, en algunas ocasiones, no entiendan la importancia que para ellos pueden llegar a tener unos cuantos ‘likes’”.
No es sencillo explicar a aquellos padres que permanecen totalmente ajenos al mundo tecnológico que sus hijos llevan una vida paralela a la que ellos conocen, que publicar una fotografía y no recibir los suficientes ‘likes’ significa el rechazo o la no aceptación de su entorno, algo que si sucede continuamente acaba por pasarles factura y puede incluso llegar a tener consecuencias fatales.
Y es que, cuando uno es adolescente si algo busca es la aceptación de sus semejantes y la pertenencia a un grupo de iguales. Los amigos adquieren para todos en esta época una enorme relevancia, convirtiéndose en confidentes y consejeros, lo que en ocasiones conduce, sin pretenderlo, a cometer los primeros errores en la vida.
En cualquier caso, desde el Centro Médico de Psicología Clínica y Psicoterapia indican que “es importante que los padres no pierdan la calma y se muestren confiados. No debemos olvidar que la educación es la base de todo, y aquellos que hayan dedicado tiempo y esfuerzo a educar a sus hijos, deberán confiar en que dará buen resultado, al igual que tuvieron que hacerlo sus padres con ellos en el pasado”.
Cierto, en algunos casos, y a pesar de la buena educación la cosa se complica, lo que hace que muchos padres se sientan culpables, pero nada más lejos de la realidad. Cuando uno es adolescente, y a pesar de la inexperiencia y juventud, es suficientemente maduro para distinguir lo que está bien de lo que está mal.
Los padres deben estar expectantes, pero lo aconsejable es que en la medida de lo posible respeten el espacio de sus hijos adolescentes. No se debe olvidar, que cometer errores también es una buena forma de aprender.