Tradicionalmente, Carnaval era aquel momento del año en que la Inquisición cerraba los ojos a todas las transgresiones que podían cometerse los días anteriores a Cuaresma. Hoy, época que dicen de libertades, veremos cuánto ofendidito pone el grito en el cielo por algo que le moleste o cuántas denuncias, por hipotéticas ofensas a “sentimientos religiosos”, nos encontramos en un país oficialmente aconfesional. Como nuestra salud mental no es un elemento en cuestión, vivamos, gocemos, disfrutemos, riamos, bailemos y olvidemos nuestras cuitas por unos días.
¡Viva Carnaval!