GETAFE/El aula sin muros (07/03/2019) – Los medios de comunicación social se han convertido en el espacio ideal para difundir bulos. Cuanto más simplistas, cuanto más increíbles…mejor funcionan¹
Desde hace un tiempo recibimos con frecuencia informaciones de colectivos y personas, vinculadas a la educación especial, manifestando su desacuerdo con el cierre de los centros de educación especial y el paso de su alumnado a los centros ordinarios, alegan que éstos no serán bien tratados ya que no tienen recursos materiales, ni profesionales que los puedan atender adecuadamente.
Se ha generado una polémica, en la que aparecen enfrentadas dos posiciones muy polarizadas, quienes defienden la educación inclusiva y quienes niegan esa posibilidad defendiendo que las cosas sigan como están. Estos últimos presagian el cierre fulminante de los centros de educación especial. En el fondo lo que subsiste es una interesada tergiversación sobre la naturaleza y los objetivos de un movimiento que, desde hace muchos años, defiende la educación inclusiva en nuestro país.
La polémica se enconó cuando en marzo del pasado año, la Asamblea de Madrid aprobó una Iniciativa legislativa popular (ILA)² Por una Escuela Inclusiva, con el apoyo de PSOE, Podemos y Cs y la abstención del PP. La idea partió de familias y colectivos educativos de la zona sur de Madrid y contó con el apoyo de 43 ayuntamientos de la región y 233 entidades políticas y sociales.
A partir de la aprobación de esta ILA se desató, en el ámbito de los centros concertados de Educación Especial, una feroz campaña de intoxicación, sobre la supuesta pretensión de suprimir los centros de Educación Especial en la Comunidad de Madrid e integrar por decreto a todo el alumnado en centros ordinarios. Esta información interesada obvia los matices con el perverso interés de soliviantar familias y docentes de los centros afectados.
Es cierto que España firmó en 2008 la propuesta de la Convención sobre Derechos de las personas con Discapacidad y hay un requerimiento de la ONU a España para que cumpla sus compromisos de integración de estas personas en centros educativos convencionales.
También contribuyeron a exacerbar los ánimos las recientes declaraciones de la ministra de educación Isabel Celaá, manifestando el interés del gobierno en desarrollar un plan de inclusión “en el plazo de diez años” que cumpla con los requerimientos de la ONU. No sirvió que la propia ministra matizara que «las administraciones educativas continuarán prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial para que éstos, además de escolarizar a los alumnos y alumnas que requieran una atención muy especializada, desempeñen la función de centros de referencia y apoyo para los centros ordinarios«, el Partido Popular consideró que era una buena excusa para hostigar al gobierno en plena precampaña electoral.
Buena parte de los argumentos esgrimidos por los detractores de la inclusividad son falsos o carecen de rigor:
Así podríamos seguir desgranando las mentiras sobre las que se apoya la movilización actual de los defensores de “inclusión sí, centros de educación especial también”.
La opinión de las familias afectadas está polarizada. Hay buena parte de ellas que son partidarias de la inclusión en centros convencionales, mientras que otras, en base a su experiencia, defienden la permanencia en centros de educación especial. Es indudable que muchos de estos centros, dotados de excelentes profesionales, cuentan con un merecido prestigio. También hay que tener en cuenta que los centros ordinarios, no siempre cuentan con los recursos necesarios para desarrollar una buena labor de integración del alumnado con NEE. La administración educativa no colabora demasiado, falta profesorado especializado (pedagogía terapéutica, logopedas…) y el número de alumnos por aula, en muchos casos, supera lo estipulado por la ley y esto provoca que la integración escolar no se lleve a cabo con las necesarias garantías.
Es necesario resituar el dialogo necesario en las verdades evidentes, no en los bulos y falsedades interesadas. Por eso, nosotros pedimos y hacemos una llamada al diálogo sereno en torno a la educación inclusiva y la educación especial, y la atención adecuada a todo el alumnado que tiene diversidad funcional y necesidades educativas especiales.
La ampliación del plan de inclusión requeriría de fuertes inversiones para poder llevarse a cabo: reducción drástica del número de alumnos por aula, formación del profesorado, dotación de personal especializado, incluyendo no sólo profesorado especialista en este tipo de alumnado, sino de otro tipo de profesionales como psicólogos, enfermeros etc.
Nosotros creemos que la escuela inclusiva es posible si las administraciones central y autonómicas están dispuestas a invertir lo necesario. También consideramos que es obligado contar con el apoyo de las familias afectadas. Pero la inclusividad para que alcance el éxito esperado hay que hacerla en las condiciones adecuadas.
¹ Pascual Serrano, hace unos días, firmaba un excelente artículo en eldiario.es en el que alertaba de la incidencia de las noticias falsas, a través de Whatsapp, en las pasadas elecciones brasileñas y colombianas.
² La ILA es una iniciativa legislativa popular que se tramitó a través de 43 ayuntamientos de la región de Madrid, que aprobaron sus propuestas en sus respectivos plenos municipales.
Escuela Abierta es un movimiento de renovación pedagógica (MRP) que surgió en Getafe en el año 1981 y que tiene entre sus objetivos la construcción de un modelo de Escuela Pública universal, gratuita, inclusiva, científica, pacifista, ecológica y laica.
Carmen Medrano Carretero
11 marzo, 2019 at 23:09
por el derecho de los padres a elegir.
EDUCACIÓN INCLUSIVA SI educación ESPECIAL TAMBIEN
Nosotros no jugamos con el futuro de nuestros hijos.