GETAFE/El aula sin muros (28/03/2019) – Está siendo larga y pesada la precampaña electoral. En este país las precampañas a menudo duran cuatro años. En ésta el tema estrella es “el-nacionalismo-secesionista-que-retroalimenta-el-rancio-nacionalismo-españolista-y-viceversa”. A las derechas, de uno y otro lado de las trincheras, les interesa que no se hable de otra cosa, así incrementan el número de sus respectivos adeptos y evitan que se hable de los problemas que son realmente importantes para las clases populares, que somos mayoría. Se sienten incómodos si se habla de la precariedad laboral, de la segregación social, de las pensiones, la violencia de género, la desatención que sufren las personas dependientes o la constante erosión de la sanidad y la educación públicas: que son los aspectos que van a determinar la vida de la mayoría de los españoles en los próximos años.
El gobierno multicolor, surgido tras la esperanzadora moción de censura, trató de sacar adelante, con grandes dificultades, algunas leyes de carácter progresista que mitigaran la regresión social llevada a cabo, durante las dos últimas legislaturas, por parte del anterior gobierno conservador. También en educación se estaba elaborando una ley que derogaba la llamada Ley Wert y que quedará en mero proyecto tras la deserción de los nacionalistas catalanes, pero todo apunta a que, si las próximas elecciones generales no lo remedian, continuaremos con la LOMCE.
Por experiencia sabemos que las campañas electorales no sirven para que se conozcan los programas electorales y que se centran más en la descalificación del contrario y en grandes titulares que capten la atención de los medios de comunicación. Poco vamos a saber sobre los proyectos educativos de cada partido y sin embargo sabemos que nos jugamos mucho en estas elecciones y que de su resultado va a depender en buena medida el rumbo de la educación en nuestro país. Es muy diferente que gobiernen partidos que defienden lo público, aunque sea de forma timorata, que lo hagan partidos que defienden abiertamente la erosión de los derechos y la privatización de los recursos públicos.
Llevamos muchos años padeciendo políticas educativas basadas en propuestas y leyes que quieren acabar con la escuela pública, que apuestan por la clasificación social y la selección del alumnado, que no dudan en segregar y marginar a los más débiles, eliminando los recursos y los apoyos necesarios que aseguren el éxito de todos, que sólo es posible en el ámbito de la escuela de titularidad pública. El dilema está entre una escuela que busca el negocio, hasta con la discapacidad, o una escuela con los recursos necesarios, que sea para todos y todas. Con nuestro voto estaremos optando entre una escuela que separa por sexos o una escuela que favorece la igualdad de géneros, entre una escuela que promueve guetos por clases sociales o una escuela en la que están todos y todas, sin diferencias de clase, entre una escuela que selecciona al alumnado que le interesa para su negocio y regocijo de su clientela o una escuela que acoge a todos con independencia de su clase social, su género o su lugar de origen.
Habrá que pensar si vamos a seguir permitiendo que se desvíe el dinero público a la escuela privada o que los recursos públicos se dediquen a ampliar y mejorar la escuela de titularidad pública, si queremos optar por una escuela autoritaria o una escuela pública democrática, si somos partidarios de una educación que pone en el primer plano lo que nos diferencia y nos separa o la que nos une en la rica diversidad humana…
Los que queremos una educación pública de calidad para todos y todas, hemos de tener en cuenta lo que nos jugamos, a la hora de votar, en todos los aspectos de nuestra vida, algunos muy determinantes como la educación, por eso es necesario que seamos capaces de discernir, más allá de los cantos de sirena, aquello que nos conviene a todos, no a una minoría que pretende seguir manteniendo sus ancestrales privilegios.
Somos conscientes que el progreso social no se conquista solo con los votos y que las presiones de los poderosos, para “llevar el agua a su molino”, van a continuar en cualquier caso, con cualquier resultado electoral, y que tendremos que seguir peleando por nuestros derechos y por una sociedad más justa, pero el resultado electoral no es inocuo. En estas elecciones tendremos oportunidad de optar por aquellas formaciones que se comprometan a defender la escuela pública y a hacerla mejor cada día o lo contrario. Hoy, más que nunca, necesitamos políticas públicas que opten claramente por hacer realidad una educación basada en la inclusión, en la justicia social, en la equidad, en la libertad y en la fraternidad. Vota Escuela Pública.
Escuela Abierta es un movimiento de renovación pedagógica (MRP) que surgió en Getafe en el año 1981 y que tiene entre sus objetivos la construcción de un modelo de Escuela Pública universal, gratuita, inclusiva, científica, pacifista, ecológica y laica.