GETAFE/Reportaje (05/04/2019) – Cuando una alcaldesa se enorgullece de poner “la igualdad en la agenda política”; cuando una directora de colegio denuncia que en la educación de los hijos todavía hay temas que los lleva la madre; cuando la directora General de una multinacional americana decide crear una asociación para que sus empleadas no abandonen la empresa para cuidar se sus hijos sin posibilidades de retorno o cuando una veterinaria, feminista radical, se muestra convencida de que “mientras que el feminismo no entre en las aulas seguiremos siendo una sociedad machista” el término igualdad adquiere más sentido que nunca. A las puertas de la celebración de 8 de marzo GETAFE CAPITAL da voz a 4 mujeres que tiene mucho que decir.
A sus 42 años, Sara Hernández sabe muy bien por experiencia propia lo que es abrir camino a las generaciones más jóvenes. Y es que esta mujer “enamorada de Getafe” no sólo se convirtió hace cerca de 4 años en la primera alcaldesa de la ciudad, sino que también rompió las dinámica de que tanto la secretaría General del PSOE en Getafe, como la de los socialistas de Madrid estuvieran dirigidas por hombres.
¿Cómo se enfrentó a estos retos? “Con orgullo y pasión. Porque si ser alcaldesa de Getafe ayuda a otras mujeres que llegan detrás de mí, me presto a ello y lo hago con mucho gusto. Igual que mi madre o mi abuela lucharon para que yo me encontrara con alguna piedra menos en el camino, yo me presto a abrir esa brecha para que las generaciones futuras ya no se sorprendan de que una mujer sea la alcaldesa de su ciudad o la secretaria General de un partido en su región. Y por qué no, que no les parezca extraño que su país lo presida una mujer”.
“Hemos puesto la igualdad en la agenda política”. Sara explica que el hecho de que “esas políticas de igualdad se desarrollen directamente desde alcaldía-presidencia es un mensaje muy claro de que nos importan y que creemos que nuestra sociedad debe ser feminista e igualitaria”. Entre los logros alcanzados desde el área de Igualdad la regidora se muestra orgullosa “con el refuerzo de los efectivos policiales en la Unidad de Violencia de Género, que haya más hombres y mujeres policías que estén encargados de la atención, seguimiento y protección de nuestras mujeres víctimas de la violencia de género y de sus hijos e hijas; con la mejora del protocolo de atención a las víctimas de violencia en coordinación con los Juzgados, el Hospital, el Centro de la Mujer o Atención Primaria y como no, con haber podido contemplar un Espacio Mercado repleto de jóvenes que trabajaban para identificar actitudes machistas”.
Porque no sólo esas chicas han sufrido esos micromachismos que inundan el día a día de cualquier mujer, “sino que yo también, como alcaldesa, he tenido ver como algunos se dirigen a mí como `cariño o chiqui´, cosa que estoy segura que no harían si fuere un hombre el alcalde”, narra.
En este camino hacia la búsqueda de la igualdad, Sara reconoce la importancia de tener un equipo cómplice, tanto en el ámbito familiar como en el laboral. “En los pueblos se dice que cuando te casas no solo lo haces con tu marido o con tu mujer, sino también con su familia. Pues bien en mi caso tengo que decir que mi pareja está casado con los vecinos de Getafe. Eso sí, “un Getafe solidario, tolerante y 100% igualitario”.
Diane Tucci es canadiense, feminista, madre de tres hijos dos de ellos gemelos y la directora general de CostCo en España. Ya son más de 25 años los que esta mujer lleva trabajando para el gigante de la distribución alimentaria estadounidense. Hoy dirige los dos establecimientos con los que cuenta la compañía en España, uno en Getafe y otro en Sevilla, y prepara las futuras aperturas de varios centros más dentro de la Comunidad de Madrid y uno en el norte de España.
Casualmente fue otra mujer, la máxima responsable de CostCo Canadá, la que le ofreció dirigir CostCo España. “Recibí una llamada diciéndome que me emplazaba a una conversación de 10 minutos. Ella nunca mantenía conversaciones tan largas por lo que no paraba darle vueltas a que habíamos hecho mal. Y me ofreció promocionar”, narra Diane. Fue en diciembre de 2012 y entonces Diane había escrito su propia historia dentro de CostCo. “Empecé como directora de tienda en formación y a los 6 meses tuve mi propia tienda”. Pasó por compras, recursos humanos, volvió a operaciones para dirigir 22 establecimientos en el este de Canadá. Y después llegó la oportunidad de convertirse en la máxima responsable de CostCo en España.
“No lo esperaba. Fui a casa esa noche y hablé con mi familia: mi marido, mi hija y su futuro esposo y mis gemelos. Ellos me preguntaron: ¿A qué estás esperando para decir que sí? Primero estuve sola en España durante 9 meses”. Después se trasladó todo la familia hasta aquí. “Soy feliz en Madrid”.
En CostCo las mujeres tienen la oportunidad de crecer profesionalmente. “Buscamos personas que tengan la habilidad de aprender muchas cosas y que tengan el corazón en la empresa. Y aunque tenemos mucho trabajo que hacer, hace 12 años, cuando notamos que teníamos muchas mujeres con calificaciones fantásticas pero que dejaban el trabajo para tener hijos o cuidar a sus mayores y luego no volvían a reincorporarse decidimos crear Journeys”. Se trata de un grupo de trabajo dentro de la empresa a nivel internacional que ayuda a las mujeres a crecer dentro de la compañía. “Les acompañamos y arropamos en su viaje”.
Diane Tucci cuando estaba trabajando en Canadá detectó que “las mujeres huían de la sección de suelo. Por las mañanas empezamos a trabajar a las 4:30 horas y a esa hora no encontraban Escuela Infantiles en las que dejar a sus hijos. Yo personalmente busqué guarderías abiertas en ese horario y descubrí que todas aquellas que estaban alrededor de los Hospitales abrían 24 horas. Sacamos un listado con estos centros pata todas esas mujeres”.
En CostCo se cumple la igualdad salarial entre hombres y mujeres. “Porque pagamos por la posición que ocupas dentro de la compañía y no por quien lo hace. Nuestra empresa gestiona de abajo a arriba. Nuestros empleados son lo más importante porque gracias a ellos cosecharemos éxitos o no lo haremos. Cuidamos a esos diamantes en bruto que nos vamos encontrando. Además, contamos con pagas de beneficios muy interesantes e incentivos ligados a la antigüedad”. Una curiosidad: las tarjetas identificativas que portan todos los empleados únicamente aparece su nombre y el año que comenzó a trabajar en la empresa. Nunca su cargo.
“Una mujer siempre piensa que tiene que trabajar más duro que un hombre para demostrar que merece estar en el puesto que ocupa. Es un error. No debe trabajar con más intensidad sino más inteligentemente. No es una debilidad pedir ayuda. Las mujeres deben entender esto. Siempre hay una solución y si no eres capaz de verla tú, rodéate de otros que sí la vean”, concluye.
Iria Costela es veterinaria y actualmente reside en Getafe Norte. “Veterinaria tradicionalmente ha sido masculina, pero como ocurre en muchas carreras universitarias que tienen que ver con los cuidados hace unos años empezó a aumentar el número de mujeres. Ahora somos más. Lo mismo ocurre dentro del Colegio de Veterinarios. Las mujeres somos alrededor del 70% pero todavía se continúa hablando en masculino y la cúpula directiva la conforman exclusivamente hombres. Por eso me di de baja”.
“Nuria Varela, teórica feminista dice que uno de los mejores indicaciones que tenemos en España de Igualdad es la tasa de mujeres universitarias y que algo pasa tras nuestro paso por la universidad que misteriosamente a todas se nos va la ambición. Yo no tengo hijos y también he sentido ese handicap por ser mujer”, explica Iria.
“Cuando me licencié empecé a trabajar en Clínica de Caballos, un ámbito hipermasculino. Yo siempre digo que una mujer puede hacer cualquier cosa. ¿Por qué? Un caballo pesa 500 kilos y yo que peso 50 kilos, he hecho sola, a pesar de la insistencia de algunos hombres por ayudarme, todo lo que hay que hacer a un caballo: inseminaciones, castraciones, curas, etc. Eran pequeños gestos pero también empecé a detectar que debido a mi juventud y a ser mujer se cuestionaba mi credibilidad. Entonces era feminista pero yo no lo sabía”.
Después de aquello Iria empezó a trabajar con ovejas y caballos. En programas de saneamiento de brucelosis y tuberculosis. “Iba a granjas en nombre del Estado a realizar esos controles”. De ahí dio el salto a la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), sindicato agrario que defiende a los más débiles de la cadena agroalimentaria. “Al principio fue un poco difícil. Los ganaderos te contratan como asesor técnico y los sectores ganaderos son muy masculinos. Entré con 31 años. Y reconozco que sufrí el síndrome de la impostora. La prudencia me llevó a trabajar y estudiar como una máquina para demostrar que merecía el puesto. Ahora me siento muy respetada”.
“Desde hace 6 años, que es cuando ya tengo mucha conciencia sobre el feminismo, empiezo a trabajar para que organizaciones como la mía incorporen la perspectiva de género en los textos que escribimos, las ponencias que organizamos, etc. Todavía queda mucho camino por recorrer y en las organizaciones agroalimentarias más”.
Hoy Iria se define como feminista radical. “Mientras el feminismo no entre en las aulas y se les explique que las niñas no tienen que vestir de rosa, ni cuidar a sus seres queridos porque lo saben hacer mejor que los hombres o que las mujeres no son objetos ni posesión de nadie, el machismo seguirá impregnando esta sociedad”.
Entre sus últimos proyectos más ilusionantes, Iria se siente comprometida con el economato ecológico, Biolibere. “Intentamos salirnos de los circuitos tradicionales de comercialización, comemos sano y encima queremos lograr ser un supermercado cooperativo. Ahora estoy dando charlas por los centros cívicos para divulgar nuestro proyecto y captar nuevos socios. Y además somos feministas. Mi último pequeño logro: incluir en los estatutos de la cooperativa la alternancia en la presidencia entre hombres y mujeres”.
Cuando Cristina García decidió estudiar magisterio lo hizo sin la pretensión de formar parte algún día de un equipo directivo. Se formó en un aula en la que la mayoría eran mujeres y al aprobar la oposición “pude elegir como destino mi primera opción: el CEIP Seseña y Benavente”. Primero como tutora de 1º y 2º, pronto identificó su pasión por dar clases de Inglés y le propuso a la dirección asumir esa labor en la etapa educativa de Infantil. “Hasta que la entonces directora, Charo, me propuso ser Jefe de Estudios. Y acepté. Cuando ella se jubiló estuve de directora de forma extraordinaria hasta que presenté mi proyecto gracias al cual acabo de renovar por 4 años más, tras haber dirigido el centro otros 4”.
En cuanto a la relación con los padres “todavía hay algunos a los que le cuesta recibir una orden por parte de alguna de las mujeres que conformamos el equipo directivo. No a lo mejor a las familias que llevan años en el centro, sino a padres nuevos, principalmente hombres, que proceden de otras culturas”, explica Cristina.
“En las aulas trabajamos la igualdad. De hecho en los últimos años los inspectores nos vienen recomendando introducir no sólo la LGTBIfobia, sino también la violencia de género. Y aunque te parezca sorprendente algunas familias no acogieron bien la iniciativa. De hecho, algunos alumnos no asistieron a clase el día en el que impartimos un taller de filosofía para abordar la discriminación por tener determinada condición sexual siempre desde la tolerancia”.
“Hasta que no asumí la dirección del centro, el Claustro me llevó en volandas en mi nueva responsabilidad, no empecé a percibir la brecha de género. Lo hice cuando comencé a participar en reuniones con otros directores de colegios a nivel Regional y percibí que la mayoría eran hombres, a pesar de que las maestras somos mayoría mujeres. En el Seseña, por ejemplo, somos un equipo directivo conformado al 100% por mujeres, pero eso no es lo habitual”, comenta Cristina.
“Es curioso como cuando un niño se hace una brecha o se lesiona jugando en el patio y llamamos a las familias antes de llevarle al centro de salud, te encuentras con que el padre te contesta: Llama a mi mujer que eso temas los lleva ella. También vemos que aunque hay papás que también traen y llevan a sus hijos al colegio, la mayoría de las veces es la madre la que asume esa tarea. Lo mismo ocurre con las tutorías. Muchas veces convocamos a las familias para hablar de un aspecto importante de la educación de sus hijos y los padres no acuden”.
Federico
8 marzo, 2019 at 9:46
¿Por qué se utiliza este día con fines comerciales?
Costco se promociona con ramos de flores (¿sexista?) para celebrar este día…. a 12.99 Euros. Eso si flores moradas y con un cartelito que pone 8M, que hay que disimular los fines lucrativos