GETAFE/El aula sin muros (26/01/2019) – La semana pasada asistíamos a la presentación del libro La educación es política, de nuestro amigo, colaborador de los MRP en Cataluña Jaume Carbonell². Un título que resume nuestra manera de entender el acto educativo. Un título deliberadamente provocativo que invita a plantearse el significado del concepto de política. Para nosotros cualquier propuesta educativa, cualquier metodología, cualquier actuación en la práctica educativa cotidiana tiene un fuerte contenido ideológico, porque contribuye a formar un determinado tipo de persona, una manera de entender el mundo, de actuar y de comportarse. Creemos que todas las personas tienen ideas políticas, aunque lo nieguen y se confiesen apolíticos, porque todas las personas (y los adultos con más fundamento) se han forjado su forma propia de pensar y su peculiar manera de entender el mundo.
En la actualidad la palabra política tiene a veces connotaciones negativas, nos remite a su versión profesional e, inevitablemente, a las actitudes más llamativas de algunos políticos que usan el poder y la inmunidad que les confiere su cargo para realizar actividades ilícitas, para actuar en beneficio propio y/o del reducido grupo que representa su partido o decir en cada momento sólo lo que le reporte mayor beneficio electoral. Es lo que Carbonell denomina la política con minúsculas.
Nosotros entendemos la política en el sentido griego, como la vida de la Polis. Eludiendo, lógicamente, el carácter elitista, misógino y restrictivo de la democracia griega. Como ellos, entendemos que la actividad política es responsabilidad de toda la ciudadanía, que los cargos son una carga que debe ser asumida en beneficio de la colectividad y que cualquier decisión que afecta a la ciudadanía es una acción política. Defendemos abiertamente un modelo político basado en la democracia, la solidaridad y la justicia social. Ante estos principios no hay neutralidad posible, ni medias tintas. Vivir en sociedad es vivir la Política con mayúsculas, la que nos impulsa a hacer una sociedad mejor, para todos y todas.
Sabemos que la escuela no vive apartada de la realidad social, que es compleja y diversa, que hay diferentes maneras de entender el mundo y que la función de la educación debe ser poner al alumno en condiciones de entenderlo, interpretarlo y comprometerse con los problemas de la gente.
Debemos tener en cuenta también los límites entre educar y adoctrinar. Adoctrinar consiste en inculcar a alguien sus propias ideas o creencias³, es decir imponer un conjunto de recetas y opiniones aprovechando el papel de preeminencia que posee el transmisor. La educación en libertad ayuda al alumno a pensar críticamente para descubrir la realidad, el adoctrinamiento trata de imponer una determinada forma de pensar. Por eso el profesorado debe hacer propuestas educativas que fomenten el diálogo y el respeto a las diferentes opiniones de su alumnado, sin imponer la suya, con la única excepción de que no vayan contra los derechos humanos y las exigencias de una ética universal basada en la dignidad humana.
No basta con enseñar los valores democráticos, es necesario practicarlos y vivirlos, de nada sirve hablar de democracia si nos guiamos por el autoritarismo, de nada sirve alardear de tolerancia si se practica la imposición, aprendemos más de lo que vivimos que de lo que nos cuentan. En el terreno de la práctica pedagógica cumple un papel muy importante la asamblea de aula, donde se practica la deliberación, el diálogo y la toma de decisiones desde el respeto.
Creemos que la educación es una actividad trascendente, ni más ni menos que la formación de ciudadanos y ciudadanas autónomos, críticos, responsables, dialogantes y solidarios. Por eso los docentes asumimos una enorme responsabilidad y de nuestra actuación depende, en buena medida, el bienestar de nuestros alumnos y alumnas que aprendan a vivir respetando los principios de una sociedad democrática desde el compromiso.
Quienes postulan la neutralidad de la educación y defienden que debe estar alejada de la política o nos quieren engañar o se engañan. Esa falsa neutralidad es también una opción política, sólo que favorece al poder establecido y a los que quieren poner la escuela al servicio de una sociedad clasista y excluyente. Son los que en nombre de esa negación de la política adoctrinan y manipulan para que no nos desviemos de los principios ideológicos y las verdades dominantes contenidas en los programas oficiales. Curiosamente los que critican la educación en los valores universales y democráticos, aduciendo que es política, son los mismos que proponen que la escuela se utilice para transmitir particulares creencias religiosas e ideológicas.
Nosotros creemos que el profesorado, como los jueces o los periodistas, por citar algunas actividades donde se prima la imparcialidad, no son neutrales, ni debe exigírsele que lo sean, pero sí deben ser ecuánimes y honestos y deben ejercer su profesión sin aprovechar su posición para imponer sus criterios y su ideología.
Pero toda actividad humana es susceptible de cometer errores, la línea entre la educación y el adoctrinamiento es muy delgada y por eso es importante que la escuela sea plural, porque la sociedad es plural y la diversidad enriquece. Por eso defendemos el proyecto educativo de una Escuela Pública que facilita la convivencia y el diálogo entre personas diferentes evitando la intolerancia y el odio, que enseña a pensar por sí mismo y a comprometerse con los problemas que tiene la sociedad de nuestro tiempo.
La educación es un proyecto comunitario donde los educadores tienen un papel importante como servidores públicos, el de la formación de una ciudadanía crítica, responsable y activa. Esta es la dimensión política de la educación.
¹ Escuela Abierta es un movimiento de renovación pedagógica (MRP) que surgió en Getafe en el año 1981 y que tiene entre sus objetivos la construcción de un modelo de Escuela Pública universal, gratuita, inclusiva, científica, pacifista, ecológica y laica.
² Jaume Carbonell es pedagogo, profesor de la Universidad de Vic, periodista exdirector de Cuadernos de Pedagogía y colaborador habitual de los MRP.
³ Acepción utilizada por el diccionario de la RAE.