Hablar de Venezuela es tendencia. En el ascensor, el autobús, la barra del bar, el ambulatorio entre toses y estornudos, en todas partes mostramos nuestra especialización en geopolítica sudamericana y defendemos con furor los argumentos que oímos por la tele. Nuestra opinión es fundamental y, por lo que cuentan, los venezolanos están todo el rato pendientes de lo que digamos en España para saber qué deben hacer. No les defraudemos, su futuro está en nuestras manos y debemos ser responsables y opinar a toda potencia para que allí sepan cómo actuar.