GETAFE/Varios (10/12/2018) – Los ácidos grasos omega 3 son un grupo de ácidos poliinsaturados esenciales que el cuerpo humano no puede elaborar a partir de otras sustancias, por lo que debe ingerirlos a través de la dieta. Estos nutrientes forman parte de las membranas celulares, resultando por tanto muy necesarios para el crecimiento y la reparación de las células. Pero sus beneficios para el organismo no se quedan solamente aquí.
Los principales ácidos grasos omega 3 son el ácido linoleico, el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). El primero de ellos se considera imprescindible para el cuerpo humano, mientras que los otros dos poseen la capacidad de prevenir y contrarrestar diversas enfermedades, especialmente las que conciernen al sistema cardiovascular.
Esta información hay que tenerla muy en cuenta a la hora de adquirir los productos de nutrición que podemos encontrar a través de este link. Sobre todo porque aquellos productos que han sido enriquecidos con omega 3 no solo deben contener ácido linoleico, sino también los ácidos EPA y DHA.
Por el hecho de ser grasas poliinsaturadas, hay que recordar que todos los ácidos grasos omega 3 reducen el colesterol malo y poseen un efecto antiinflamatorio. Pero los beneficios del omega 3 van mucho más allá.
El ácido omega 3 posee un efecto antiinflamatorio y autoinmune, lo que resulta de gran ayuda para reducir el riesgo y/o favorecer el tratamiento de aquellas enfermedades caracterizadas por procesos inflamatorios: cáncer, problemas cardiovasculares, etc.
También interviene para retardar el envejecimiento y frente a enfermedades que tienen que ver con reacciones inmunológicas: artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, etc.
El efecto cardiosaludable de este ácido contribuye a reducir los niveles de triglicéridos y de colesterol de la sangre, evitando a su vez la formación de coágulos. Al mismo tiempo, posee propiedades vasodilatadoras, por lo que ayuda en gran medida a regular la presión arterial de nuestro cuerpo.
Los últimos estudios aseguran que también interviene en la prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes de tipo 2, la artritis reumatoide y ciertos tipos de cáncer, especialmente los de mama, colon, próstata y páncreas.
En la actualidad, se está investigando los efectos del omega 3 tanto en la visión como en las funciones cerebrales. Hasta el punto de que aquellas personas que presentan un alto nivel de ácidos omega 3 en sangre muestran mejores capacidades mentales.
Para aprovechar al máximo estos beneficios, los especialistas recomiendan un consumo de omega 3 que represente entre el 0,1% y el 1% del aporte energético diario, lo que podría suponer unos 250 miligramos al día. No obstante, este consumo dependerá de la edad de la persona, sus hábitos alimenticios, el tipo de omega 3 que está consumiendo, etc.
El ácido graso omega 3 está presente sobre todo en diversos pescados, entre los que cabría señalar el salmón, la trucha de río, la caballa, el arenque, las sardinas o el atún. Pero además lo podemos encontrar en los mariscos, algunas fuentes vegetales como el aceite de soja, el aceite de canola, las nueces y las semillas de linaza.
Desde siempre se ha considerado que los aceites vegetales aportan una buena dosis de omega 3, pero entre todos ellos existen una serie de diferencias. Por ejemplo, los aceites de soja, de maíz o de germen de trigo lo contienen, pero en cantidades mucho menores a las del aceite de lino.
No hay que olvidar tampoco la presencia de omega 3 en el aceite de oliva, las semillas de lino y chía, las nueces, el aguacate, las verduras de hoja verde como la lechuga o las espinacas, la crema de cacahuete o la avena.
Los ácidos grasos omega 3 son grasas esenciales y poliinsaturadas que nos ayudarán a quemar grasa. Un efecto que vamos a poder observar especialmente durante aquellos periodos en los que tengamos una escasa ingesta calórica.
El ácido omega 3 trabaja limpiando el organismo y expulsa las toxinas acumuladas en el mismo. En realidad, se encarga de eliminar todo lo que no nos sirve, especialmente las grasas malas que provocan sobrepeso y obesidad, dejando así espacio para recibir las vitaminas y minerales.
Quiere esto decir que al ingerir ácido omega 3 estamos obligando a nuestro cuerpo a utilizar las reservas de energía ya existentes.
Si queremos perder peso con la ayuda del omega 3, debemos por tanto incluir en nuestra dieta alimentos ricos con este ácido.
En definitiva, los ácidos grasos omega 3 son muy beneficiosos frente al colesterol alto, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la presión sanguínea alta y ciertos trastornos de la piel. Un elemento que ha de considerarse pues indispensable en cualquier dieta y cuya ingesta debe ser diaria.