Fue un placer tratar con él.
Fue un orgullo aprender de él.
Escucharle era hipnótico, sabía tanto que no querías que acabara nunca pero, lo más valioso, lo que le hacía un imprescindible fue su lucha incansable contra el fascismo. Nos rendimos a tu mágica sabiduría y determinación.
Adiós, Manuel Cortés. Buen viaje, amigo; te echaremos de menos, maestro.