GETAFE/Miradas arcoíris (08/11/2018) – Dentro de unos días dará comienzo la Semana de la Salud de Getafe, unas fechas señaladas para las más de quince asociaciones que venimos participando anualmente.
Kifkif, asociación que gestiona el Centro LGTB de Getafe, junto con otras entidades del municipio dedicadas a la salud, saldremos a la Plaza de la Constitución del 12 al 18 de noviembre para acercar nuestro trabajo a las vecinas y vecinos getafenses.
Pero, ¿Qué es la salud? Según la definición de la OMS, «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Enmarcados en esta definición global de salud, el derecho a la salud no está garantizado en muchos países del mundo, y la situación se agrava aún más si hablamos de mujeres o personas LGBT. Y aún más, si hablamos de mujeres LBT (lesbianas, bisexuales y trans).
La salud es el resultado de la confluencia de diversas variables que determinan los perfiles de salud/enfermedad. De ahí que los aspectos socioculturales pueden ser factores positivos o negativos para alcanzar la salud, puesto que la salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales.
Todos estos factores se estructuran en torno a una norma social que define cómo ha de ser una mujer o un hombre, y que establece una posición jerárquica que sitúa al hombre cisgénero, blanco y heterosexual en la posición más alta y que establece en posición discriminatoria a las mujeres, a las personas trans, leídas como migrantes y con orientaciones sexuales e identidades de género distintas a la heterosexualidad.
Las mujeres por su condición de mujeres son discriminadas; si además se intersecciona un bagaje cultural diverso, orientación o identidad distinta a la cishetero las distintas diversidades actúan como agravantes de discriminación.
En este contexto las mujeres sufrimos una discriminación que es social y que determina una peor calidad de vida de partida con respecto a los hombres.
Aunque las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres, hay una serie de factores sanitarios y sociales que se combinan para hacer que la calidad de vida de las mujeres sea inferior: la violencia económica, la violencia simbólica contra las mujeres, la violencia sexual, la mutilación genital femenina… además, en las mujeres lesbianas, bisexuales y trans se incrementan la vulnerabilidad, siendo discriminadas en mayor medida a través de los crímenes de odio. Una de las prácticas más flagrantes son las denominadas “violaciones correctivas /o curativas”, que tienen como fin corregir su orientación sexual.
En todo el mundo, las distintas discriminaciones generan violencia contra las mujeres LBT, en formas que van desde el bullying, el hostigamiento y la violencia en las familias y comunidades hasta la agresión sexual y las ejecuciones extrajudiciales.
En este mes de noviembre, coincidiendo con el 25N, día internacional contra la violencia de género, debemos recordar que todas las manifestaciones de odio afectan el bienestar de las personas; por eso puede decirse que el machismo, la homofobia y la transfobia son problemas de salud pública que deben de enfrentarse.