GETAFE/Rincón psicológico (22/11/2018) – En uno de nuestros artículos publicado anteriormente, hablábamos sobre el efecto que el consumo de alcohol tiene sobre el cerebro y la cognición. Recordábamos cómo cada vez se comienza a beber a edades más tempranas y que no es necesario un consumo regular y/o excesivo para que nuestro cerebro se resienta
¿Pero qué ocurre cuando es una mujer embarazada la que consume alcohol? Hay autores que se encuentran divididos en esta cuestión. Por un lado se encuentran aquellos que consideran que durante el embarazo (e incluso antes de que éste se produzca) la abstinencia debe ser total y por otro están los que piensan que aunque lo deseable sería evitar totalmente el alcohol, si una mujer decide hacerlo no debería superar 1 o 2 dosis por semana. Lo que está claro es que si una mujer toma alcohol durante el embarazo, su bebé también lo hace a través del cordón umbilical.
Lo cierto es que el consumo de alcohol durante en el embarazo puede generar defectos y discapacidad en el bebé. Es lo que conocemos como trastornos del espectro de alcoholismo fetal.
¿Cuáles son las consecuencias del consumo de alcohol en el bebé? Los síntomas que pueden presentar estos bebés son muy variados y pueden manifestarse tanto a nivel físico como a nivel cognitivo y comportamental:
Como vemos, las consecuencias de tomar alcohol durante el embarazo son numerosas y pueden ser muy graves. Sin embargo, podemos afirmar que el 100% de los casos de síndrome de alcoholismo fetal son evitables. Puesto que no queda claro ni la cantidad, ni el momento del embarazo en el que la ingesta de alcohol pueda resultar menos perjudicial, debemos tener tolerancia cero con el alcohol.
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