¿No te ha ocurrido que tienes un vecino que no hace más que tonterías y al principio le miras con curiosidad y te divierte un rato pero, al poco, te cansa porque no es otra cosa que una metedura de pata detrás de otra, cada cual más torpe? Pues con el figura de Maireles pasa lo mismo, es cansino como un testigo de jehová borracho, y tiende a empeorar.