GETAFE/Varios (17/10/2018) – Una mascota aporta mucho a su dueño, además del cariño mutuo y la completa fidelidad, la compañía. En cualquier caso, lo que está claro es que cuando dicen que el perro es el mejor amigo del hombre tiene que ser por algo. Desde Grupo Gestión de Limpiezas advierten de que “nuestros fieles compañeros, los perros, son portadores de infinidad de bacterias que pueden causar distintas enfermedades a los humanos y también a otras mascotas. Por este motivo es importante limitar los espacios a los que pueden tener acceso, de esta manera evitamos que todas esas bacterias se propaguen por nuestro hogar”.
Todo el que tenga uno de estos maravillosos compañeros es conocedor de sus grandes beneficios y del placer que supone salir a pasear con él para que se ejercite y haga sus necesidades. Pero esta práctica tan común hace que ellos y sus dueños, regresen con cantidad de bacterias a sus hogares, esto que en los humanos se solucionaría con un simple cambio de zapatos, no resulta tan sencillo cuando se trata de un perro.
Evidentemente, nadie va a bañar a su can cada vez que regresan de la calle, por lo que, las bacterias seguirán morando en sus patas y serán transmitidas posteriormente a los suelos que pisen. Si bien en la gran mayoría de los casos, los dueños suelen vetar los espacios a los que sus mascotas tienen acceso, con el paso del tiempo y el cariño recibido, acaban por tener acceso a todas ellas, de tal forma que tan habitual resulta verlos tumbados en el suelo del salón, como encima del sofá o incluso encima de las camas y paseando por la cocina.
“Evidentemente, todo esto tiene sus peligros, pero si se realiza una correcta limpieza y desinfección no tendría que haber ningún problema grave. Eso sí, especial precaución debemos tener cuando hay bebés en casa, ya que es común que gateen por el suelo y se lleven todo a la boca” indican desde Grupo Gestión de Limpiezas.
Los estudios recientes han demostrado que entre las bacterias que más se suelen contagiar está la Escherichia coli, más conocida como E. coli que afecta principalmente al sistema digestivo. Las diarreas, los vómitos y la aparición de sangre en las heces pueden ser claros síntomas de un contagio con esta bacteria que por norma general no causa problemas más allá de los comentados, aunque todo depende de la cepa que se adquiera.