¿Padecemos una huelga de celo encubierta de determinados técnicos municipales, los encargados de tramitar las licencias, que aplican a rajatabla la normativa para la instalación de puestos callejeros, generando confusión e impotencia en sus propietarios? ¿Ayuda mucho el que la empresa que revisa las instalaciones eléctricas de cada puesto sea la misma que cobra por ponerlas y si no, no engancha la luz? ¿Se trata de otra lucha interna de poder, en que unos funcionarios anteponen su cuota de influencia al hecho prestar un servicio diligente y eficaz? ¿En serio?