GETAFE/Rincón psicológico (18/10/2018) – En general las bebidas alcohólicas gozan de una gran aceptación social. No suele haber una celebración o fiesta en las que el alcohol no esté presente. Además, en ocasiones aparecen estudios en los se muestran los beneficios que el consumo de determinadas bebidas alcohólicas (de forma moderada, eso sí) tendrían sobre la salud, proporcionando así un efecto protector.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol provoca 3,3 millones de muertes al año y jugaría un papel relevante en el desarrollo de numerosas enfermedades.
Uno de los órganos que más afectado se encuentra por el consumo de alcohol es el cerebro. Contrariamente a lo que puede pensarse, no se necesita un consumo excesivo para que nuestro organismo se vea afectado. Investigaciones recientes han mostrado que una ingesta moderada de alcohol afecta negativamente al funcionamiento cerebral.
Veamos como el consumo de alcohol, aún en cantidades moderadas puede afectar al cerebro:
Evidentemente no a todas las personas les afecta de igual manera el consumo de alcohol. Uno de los factores que más puede influir es la edad de inicio. Cada vez se comienza a beber a edades más tempranas y a pesar de la prohibición de venta y consumo a menores de 18 años, acceder a este tipo de bebidas es bastante sencillo. Si en el adulto las consecuencias de tomar alcohol son importantes, en los adolescentes los daños pueden ser aun mayores, ya que su cerebro se encuentra en construcción.
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