GETAFE/La piedra de Sísifo (16/10/2018) – Hablábamos la semana pasada de esa novedosa iniciativa del Partido Popular, que pretendía inundar de banderas rojigualdas todas las ventanas y balcones de Getafe el pasado 12 de octubre; para ello regalaron en total 1.000 enseñas a todo vecino con arrebatos patriotas que se lo pidiera, o que pasara por allí y se acercara “a ver qué daban”.
Debo reconocer (y reconozco) que, dando algún paseo por Getafe, no he prestado demasiada atención a la presencia de banderas en fachadas (con perdón), medianas y/o traseras, por lo que podemos inclinarnos por una de estas dos alternativas:
El amigo Maireles se hizo alguna fotografía con algunos afortunados receptores de tan generosa dádiva pero sospechamos que fue un posado en toda regla y, hablando de este asunto con unos y otros, nadie de los interpelados puso bandera ni conoce a nadie que lo hiciera. Se puede inferir, por tanto, que la opción 2 es la más cercana a la realidad en este asunto.
Tampoco es desdeñable la lectura que, con algunos intereses detrás, no hay que negarlo, hacen algunos sobre la pobre o nula influencia que el, todavía, candidato a la alcaldía de Getafe por el Partido Popular tiene, no ya entre los vecinos de Getafe sino entre sus potenciales simpatizantes y votantes. Usando un chiste adaptado a la situación: Rubén Maireles tiene un amigo imaginario y ni siquiera él le votará.
Ya en serio, convendría que un partido con ambiciones de gobierno, en vez de tapar sus miserias y carencias con telas de colores, se preocupase por los problemas de la gente, por resolver las carencias en Educación, Sanidad, Dependencia , etc. que ellos mismos propiciaron con esa tala de derechos que perpetraron a la sombra de la mal llamada crisis. Quizá, así, la gente les hiciera caso, pero también sé que no va a ser posible, no lo llevan en el ADN y eso no tiene solución.
En fin, mi deseo para todo el mundo, con banderas o sin ellas, sigue siendo el mismo: Sed felices.