GETAFE/Varios (29/08/2018) – El verano es sinónimo de muchas cosas, pero no todas guardan relación con sol y playa. También es momento de disfrutar de comidas más ligeras, razón por la cual, en tiendas y supermercados se puede ver una oferta más amplia que nunca de frutas y verduras que se comen ya con los ojos.
El problema de esto es que a veces no se calcula bien, y se termina comprando más productos de los que da tiempo a consumir, terminando por estropearse y no poderse tomar. Un desperdicio que además de ser una pena, resulta antiecológico. Para evitar esto, a continuación ofrecemos una serie de consejos para desperdiciar el menor número de verduras y frutas posible durante la época estival.
Si no se planifica adecuadamente la compra, aumentan las posibilidades de terminar por tirar aquello que se ha comprado. Una vez en el supermercado, las tentaciones de adquirir cosas que no se necesitan se multiplican, pero yendo a comprar con las ideas claras se puede evitar comprar cosas que no se van a consumir.
Por otro lado, planificar el menú de la semana puede ahorrar problemas cotidianos, y ahorrarse tener que limpiar la nevera en un momento posterior, tirando productos que se encuentran en mal estado y no se pueden consumir.
Es mucho más probable desperdiciar algún alimento que normalmente no está en la dieta que se sigue, que algo que sí, ya que los productos que se suelen consumir de forma frecuente raramente se tienen que llegar a tirar.
Por ello, en caso de sentir curiosidad por algún producto nuevo, lo mejor es informarse previamente de lo que se puede hacer con él, y pensar bien si realmente se podrá hacer esa preparación. Es muy importante limitar el número de experimentos con este tema, no llevando a cabo más de uno a la semana.
Hay que tener muy presente que los cajones de la nevera tienen una función, que es el almacenamiento de verduras y frutas. La temperatura es más alta en esta parte de la nevera, razón por la cual, la deshidratación es menor.
Los especialistas señalan que las espinacas, las acelgas y la lechuga se pueden conservar en sus envases, y otras verduras como las berenjenas, las zanahorias, las coles o las endivias se pueden mantener en los envases perforados en los que suelen venir.
Estos profesionales apuntan también que nabos, rábanos, brócoli, lechuga, judías verdes y espinacas tienen un mejor aguante si se refrigeran en la nevera. No obstante, el apio, el pepino, el pimiento, la zanahoria o el calabacín, aunque aguantan bien el frío, pueden perder sabor. La cebolla, el ajo y el tomate no se deben refrigerar.
Para guardar las frutas y verduras cortadas o lavadas ya, lo mejor es recurrir a fiambreras cerradas, preferiblemente de cristal. Se recomienda también lavarlas justo antes de su consumo, si bien las hojas (por ejemplo, de espinacas o lechuga) pueden lavarse y secarse, para conservarlas en una fiambrera, colocándole por encima un papel húmedo.