GETAFE/Varios (09/07/2018) – “¡Qué suerte tienen los famosos. Con un entrenador personal claro que se puede estar en forma para la alfombra roja!”. ¿Cuántas veces se ha pensado o escuchado esto? Ponerse en forma, más que una cuestión de estética, se ha convertido en una necesidad de salud para un alto porcentaje de la población que, por la forma de vida actual, vive de manera sedentaria. Contar con un Fitness – Coach cada vez es más sencillo gracias al número de profesionales que pone a disposición sus conocimientos, tanto de manera presencial como online.
Así que no hay excusa que valga. Quien se quiere poner en forma, lo hace. A domicilio, en el gimnasio, al aire libre o a través de un detallado programa online, toda persona que quiera levantarse del sofá y comenzar a mejorar su forma física puede hoy en día hacerlo.
Tras el auge del running, que dejaba los gimnasios para quienes buscaban más musculación, se ha demostrado que una mezcla de varias disciplinas puede mejorar no solo el físico sino también colaborar en la mejora anímica para momentos de gran estrés.
Pero, ¿por qué apostar por contar con un Fitness – Coach? Esa es la pregunta que se hacen muchos.
Las ventajas son claras y se podrían englobar en tres.
Se preocupa en conocer tu estado, tus mejoras y tus fortalezas / debilidades. Solo así sabe cómo mejorar y hacer que el esfuerzo merezca la pena. Contar con alguien que es capaz de dar un paso al frente para romper la rutina de confort y poner a prueba las habilidades, mostrando rápidos progresos motiva como no lo hacen las clases grupales. Además, podrá adaptar a cada momento la rutina deportiva, las disciplinas e incluso la duración. Es tener a un aliado dispuesto a ayudar sin importar las circunstancias.
Se adapta al tiempo y espacio disponible. En un gimnasio cercano, ahora en verano al aire libre o incluso a domicilio. Un entrenador personal se adecúa a las circunstancias y rutinas para lograr los objetivos. Además, al conocer de una manera más personal la capacidad de cada uno a partir de las evaluaciones previas, del seguimiento y también de los objetivos marcados. Gracias a este tipo de ayuda, los ejercicios se aprenden a hacer de forma correcta, lo que permite poder hacerlos también de manera individualizada.
La complicidad que puede crearse con un entrenador que vela por que sus pupilos no tiren la toalla es vital para la motivación. Conseguir el apoyo de una persona que se implica en los progresos, sin tirar la toalla y buscando esa forma de motivación que haga que las rutinas deportivas sean un momento de ocio más que una obligación marca significativamente la diferencia para lograr, de verdad, llegar al punto propuesto.