GETAFE/El aula sin muros (13/06/2018) – Se obró el milagro. Al parecer también existen en el secular (no siempre) ámbito político. El “NO es SÍ”, que ejemplificaba la imagen nefanda de Antonio Hernando, Vellido Dolfos con carnet rojo, por fin se transformó en “NO es NO”. La denostada manía de negociar con pérfidos nacionalistas dejó de ser exclusiva de la derechona y se quebró el implacable designio que pesaba sobre este país: el sometimiento al gobierno de un partido corrupto, que paralizaba las instituciones y las mantenía al servicio de los intereses económicos, que cobraba (y cobra) suntuosos sueldos a costa del erario público para destruir lo público. Nuestro reconocimiento a todos los partidos que, incluso a costa de sus propios intereses políticos, lo hicieron posible, pero sobre todo a esos pujantes movimientos sociales, como mujeres, jubilados y jubiladas, estudiantes… que con su tesón propiciaron el cambio. Ahora hay que salir de los años sesenta, a los que nos llevó la política regresiva del Partido Popular y recuperar los derechos y libertades perdidas. La Escuela Pública se pone a la cola de los agraviados. Pedro no nos falles.
Se hacen necesarias reformas y nuevas leyes en todos los campos de la vida democrática para posibilitar la salida del túnel en que estábamos inmersos.
En el ámbito educativo y entre la ciudadanía preocupada por la educación surgen muchas preguntas ante la nueva realidad que parece abrirse camino:
Consideramos que la nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, acumula una amplia experiencia en el ámbito educativo como consecuencia de su prolongada trayectoria política en el gobierno vasco. Nos infunden esperanza sus manifestaciones en favor de la Escuela Pública y creemos que esta mención expresa a la formación profesional de su ministerio, permite abrigar esperanzas sobre la dignificación y promoción de los estudios profesionales. No queremos compararla con el anterior ministro de educación, declarado confeso “novio de la muerte”, con un pasado ajeno a la educación y próximo a la ideología predemocrática. Ni sabía ni quería saber de educación, por eso la abandonó a la suerte del mercado y optó por reducir la educación pública a su mínima expresión y a continuar la labor privatizadora de su predecesor.
Esperamos que esta nueva etapa política repare el daño que los anteriores gobiernos hicieron a la educación en nuestro país.
Desde el ámbito educativo esperamos que el nuevo gobierno promueva el aumento de los recursos económicos, que ahora rozan un exiguo 3,8% hasta llegar, como mínimo, a la media de los países de nuestro entorno, estimado en un 5’3% del PIB, sin dejar de renunciar a ese 7% que podría sacar a nuestra educación de su atasco secular. Consideramos urgente la derogación de la LOMCE, por ser la ley más discriminadora, selectiva y autoritaria de la democracia y que se opte por un modelo educativo inclusivo, democrático, laico y científico. Es prioritario profundizar en la compensación de desigualdades mediante programas de compensación educativa, apoyos, becas, recursos dedicados al alumnado y a los centros educativos que más lo necesitan). También será necesario mejorar los procesos de formación inicial, selección, acceso y cualificación permanente del profesorado, con un estatuto docente acorde con esa escuela pública de la calidad a la que aspiramos.
Somos conscientes que en nuestra comunidad contamos con una losa, que solo se podrá remover con un radical cambio político que ponga fin a una serie de gobiernos reaccionarios, que se han mantenido durante décadas y que culminaron con la llegada a la presidencia de la ínclita Esperanza Aguirre, gracias a uno de los mayores fraudes políticos de la historia, el conocido ‘Tamayazo’; poniendo a la Comunidad de Madrid a la cabeza de la corrupción y las políticas privatizadoras de nuestro país.
Creemos que el actual momento político, más allá de la anécdota, abre nuevos caminos de colaboración política de la izquierda y nos hace creer a los de abajo que otra política es posible.
Antonio Calvete
14 junio, 2018 at 10:45
Yo también creo, como vosotros, que se abre ahora lo que llaman una «ventana de oportunidad» para la política española, tanto respecto a la educación como a tantas otras cosas. ¡Ojalá los egoismos partidarios no la cierren!