Democracia

GETAFE/Palabra de concejal (04/06/2018) – Comenzaba mi anterior artículo disculpándome con ustedes por mi habitual indecisión a la hora de elegir el tema sobre a desarrollar y entre cosas les decía: “Estoy comenzando a pensar que no soy yo, que es la actualidad quien se empeña en ponérmelo complicado con ese cúmulo de noticias que se suceden, a tal velocidad, que difícilmente podemos elegir en cuál detenernos.

No me negarán que razón no me falta. Si hubiese tenido que dirigirme a ustedes hace unos días, podría haber hablado de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, del respiro que le daba esa aprobación al Gobierno del Partido Popular. Hoy, en cambio, podría dedicarme a hablar del veto que puede poner ese mismo partido a sus propios presupuestos.

Entre medias: la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el Caso Gürtel, una moción de censura, un Partido Popular enviado a la oposición, un nuevo presidente de Gobierno.

Lo dicho, la actualidad se empeña en ponérmelo difícil. Pero hoy tal vez sea más conveniente no hablar del hoy, tal vez lo apropiado sea hablar del ayer. Hablar de 1978, concretamente del 6 de diciembre de ese año, fecha en la que se ratificó nuestra Constitución. Esa Carta Magna que es la norma suprema del ordenamiento jurídico español y, por lo tanto, quien sustenta que Pedro Sánchez pueda ser hoy el nuevo presidente de Gobierno.

Algunos partidos políticos, incluida la portavoz de la formación naranja en el Ayuntamiento de Getafe en su artículo de opinión en este mismo medio, han comenzado a lanzar mensajes sobre la moción de censura que nada tienen que ver con lo que nuestra Constitución dice.

En realidad, es muy sencillo: en las elecciones generales elegimos a los diputados (y senadores) y estos eligen al presidente o presidenta, que será quien más apoyos obtenga. De igual manera ocurre en las elecciones autonómicas y municipales. Es la esencia de nuestra democracia representativa.

Es curioso que quienes más veces repiten las palabras, Constitución y democracia -sobre todo desde la crisis catalana- confundan ahora lo que es nuestro sistema democrático que, desde luego, no es una democracia presidencialista.

Han puesto la maquinaria de propaganda a funcionar y cualquiera de nosotros puede ver en las redes sociales mensajes equiparando la elección de Pedro Sánchez poco menos que con una dictadura “al no ser un presidente votado en urnas”. Me preocupa, me preocupa mucho el mensaje, porque la moción de censura ha sido un ejercicio de democracia, de DEMOCRACIA con mayúsculas. Era una cuestión de ética ante un Gobierno sustentado por un partido condenado por financiación ilegal y un presidente cuya credibilidad ha sido puesta en duda. Así lo han entendido la mayoría de los diputados y diputadas del Congreso.

Sobre los mensajes del apoyo de los que “quieren romper España”, no me voy a detener. Tan solo recordarles, para que no olviden que el mensaje que vino de Berlín fue de abstención. Les invito a todos ustedes a utilizar cualquier buscador y podrán comprobar quién se ha apoyado en quién durante todos estos años de democracia. Lo mismo, quien no lo sepa se lleva una sorpresa.

Espero preocuparme sin motivo, aunque el haber vivido en primera persona ese tipo de campañas de desprestigio hace que me ponga en alerta.

No puedo olvidar los ataques que sufrimos todas las personas pertenecientes a IUCM durante la campaña de las últimas elecciones municipales o autonómicas. O más recientemente, las desinformaciones aparecidas que llegan a poner en duda la existencia del partido político al que pertenezco.

Pudiera parecer, por el tono que va adquiriendo el artículo que es la preocupación quién me invade, pero nada más lejos de la realidad. Para mí, un hombre de izquierdas, ha sido una gran alegría ver que una mayoría era capaz de ponerse de acuerdo para desalojar al Gobierno del Partido Popular. Y lo que es más importante, que el engranaje de nuestra constitución, esa del 78, funciona para cobijar bajo su paraguas la democracia que pone y quita a presidentes por mucho que se empeñen ‘los otros’ en reiteradas mentiras en cuanto a la elección.

A partir de aquí, toca que el nuevo gobierno se ponga a trabajar y obtenga los apoyos necesarios para revertir las políticas de recortes, económicos y sociales llevadas a cabo por el Partido Popular.

Redacción Getafe Capital

1 Comment

  1. Antonio Calvete

    4 junio, 2018 at 10:43

    Cuando PP y Ciudadanos, es decir, la derecha, se esfuerzan en convencer al personal de que el cambio de gobierno que se ha producido es un golpe de Estado, una maniobra para llegar a La Moncloa «por la puerta de atrás», un acuerdo con los separatistas para romper España y otras lindezas por el estilo, lo único que hacen es descubrirse: no aceptan que puedan gobernar otros que no sean ellos porque están convencidos que el gobierno es suyo, España es suya, todo es suyo… En definitiva, no aceptan el sistema democrático.
    Lo que ha ocurrido es que un partido político, mediante un ejercicio de responsabilidad política, haciendo uso de una herramienta prevista en nuestra Constitución y con el apoyo de otros partidos, ha desalojado del poder a un partido político al que un Tribunal considera corrupto.
    Los ciudadanos, a partir de aquí, sólo deberíamos esperar dos cosas: que el PP y Ciudadanos acepten, de una vez por todas, el juego democrático, y que el PSOE y el resto de los partidos de izquierda no la vuelvan a pifiar.