GETAFE/Rincón psicológico (16/05/2018) – Llevo muy conectada estos últimos días, y prácticamente este último mes, con lo que es VIVIR.
Muchas veces escuchamos a nuestros amigos, colegas y familiares “tú lo que tienes que hacer es vivir”, sobre todo cuando los problemas parecen que nos abruman y se nos abre un espeso muro frente a nosotros el cual creemos no seremos capaces de atravesar.
Pero, ¿qué es en realidad vivir? ¿Por qué se nos invita solo a vivir en períodos de nuestra vida en los que más se nos hace el día a día tan cuesta arriba?
VIVIR es estar presente en cada instante, momento y segundo y muy importante, recordarlo; vivir es experimentar, sentir, explorar, viajar hacia nuestros adentros, observar con los ojos bien abiertos el mundo y estar tan presentes en nosotros que no nos olvidemos de quién somos realmente y hacia donde nos encaminamos.
Me gusta decir que a lo largo de un año es bonito sentarse con nosotros y formularnos estas 3 reflexiones básicas y a la vez muy profundas, porque en lo sencillo está la mayor profundidad.
¿Vivimos donde queremos vivir? ¿Trabajamos donde queremos trabajar? Y ¿estamos con quién queremos estar?
La mayoría de las personas suelen responder en “duda” o siempre responden con un “bueno, depende” y es ahí donde es importante pararse y ver qué es lo que está sucediendo con nuestra vida.
VIVIR es estar conectado con nuestro YO, con esa voz que nos habla y nos tranquiliza cada día diciéndonos “todo está bien”, VIVIR es sentir con nuestros 5 sentidos y dejar a un lado los prejuicios con los que hemos ido creciendo. VIVIR es parar, siempre os invito a meditar, ya que desde el silencio podemos escucharnos de verdad, el ruido del día a día nos distrae tanto que a veces estas respuestas se llenan de matices inconexos.
VIVIR es tener la certeza que lo que hago en cada momento es único y especial, y que está bien. Porque si es lo que deseo y quiero solo puede estar bien.
A veces esperamos una psicología compleja, con tecnicismos y directrices que nos enseñen a no sufrir, a hacer más manejable nuestras tristezas, nuestros éxitos y nuestros fracasos y se nos olvida que la psicología de la vida es aquella de la cual debemos aprender.
No hay mayor aprendizaje que aquel del que se aprende cayendo.
No hay mayor misión de vida que nuestro propósito esté acorde con nuestro instinto vital.
Si hay algo que en las sesiones de psicología se aprende es a VIVIR y a darnos cuenta que todo aquello que hagamos en consecuencia a lo que “nuestra voz” interior nos dicte, nuestro instinto, estará bien, porque será nuestro y sólo nuestro.
ATREVÁMONOS a VIVIR. Respiremos profundo el ritmo de la vida que queremos. Abracemos nuestros miedos. Escuchemos a nuestro niño interior. Sostengamos a ese niño adulto que muchas veces no alcanza a comprender. Acariciemos cada proceso de nuestro alma.
Y TÚ….¿te estás atreviendo a vivir?
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