GETAFE/Grada azulona (06/05/2018) – El ascenso en Tenerife de 2004 y la victoria en la tarde de hoy ante Las Palmas hacen de las islas afortunadas un lugar especial para los azulones. Más importante, sobra decirlo, fue el primero de los hitos. Pero el partido contra los canariones, feo pero efectivo, acerca el sueño de Europa. Sigue habiendo esperanza.
Conocidos los resultados de los principales rivales que optaban a la séptima plaza y que se jugaron en el día de ayer, el Getafe se enfrentaba ante el equipo de Paco Jémez, descendido matemáticamente a Segunda hace varias jornadas, sabiendo que la pelea quedaba reducida a un mano a mano con el Sevilla.
El de Las Palmas era un partido más peligroso y difícil de lo que se podía suponer dada la situación de los locales. La dificultad de los equipos que no se juegan nada al final de temporada es conocida por todos. El equipo amarillo se quería despedir de los suyos y del último partido en casa con un triunfo que dejara un buen sabor de boca a sus aficionados.
Poco vistoso enseñó la primera mitad. El Getafe firmó tres cuartos de hora insulsos, de pocos quilates. La escasez en la creación preocupaba menos por la candidez del rival. Los azulones no controlaban el partido, ni siquiera creaban peligro ante la meta rival, pero afortunadamente los locales marraban las dos oportunidades claras de las que habían dispuesto. Los isleños dominaron en posesión y ocasiones y el larguero ayudaba a los de Bordalás.
La segunda parte no mostró cambios significativos. Más de lo mismo en los primeros compases tras la reanudación. Las Palmas dominaba y el Geta defendía. Así hasta que en el minuto 70, y con la entrada de Jorge Molina, la cara del Geta cambio radicalmente.
Desde la entrada del alicantino, los azulones empezaron a dominar. Una ocasión muy clara de Molina y un larguero de Ángel serían el preludio de lo que pasaría en el minuto 88. El propio Ángel, tras un robo de Gaku en zona ofensiva, hizo el 0-1 que devuelve la ilusión a una ciudad que sueña con volver a Europa.