GETAFE/La piedra de Sísifo (17/04/2018) – Allá por 1975 (d.C.), José Luis Coll publicó su diccionario donde figuraba un término que hoy viene muy a cuento: «Indiota: Habitante de la India que muere de hambre contemplando una vaca sagrada».
¿Y por qué viene a cuento? Por la delicada situación económica que atraviesa el Gobierno municipal, que no el Ayuntamiento de Getafe. Para entendernos; el Ayuntamiento está sobrado de dinero pero el Gobierno municipal no lo puede gastar.
Esta situación rocambolesca obedece a varios factores, a saber:
La corporación municipal está conformada por 27 ediles de los que 9 corresponden al Partido Popular, 7 al PSOE, 7 a Ahora Getafe, 2 a Ciudadanos, 1 Izquierda Unida y 1 concejala no adscrita y no hay álgebra política posible que resuelva el problema de aprobar los presupuestos municipales, más que nada porque tampoco hay voluntad de sumar y sí de desgastar al gobierno de Sara Hernández, de modo que se ve obligado a repetir, cual Día de la Marmota, el presupuesto de 2016 ya obsoleto a todas luces.
Este escenario de vodevil político parte con un decorado que encorseta y mucho la movilidad económica: La Ley de Estabilidad Presupuestaria, amparada en la famosa crisis que sirvió como excusa para que Montoro, ejerciendo de Brazo Secular del Gobierno, tenga fuertemente agarradas por las gónadas a todas las administraciones. En la famosa ley, figura un concepto conocido como Techo de Gasto, que condiciona el dinero que puede gastar una administración en cada ejercicio presupuestario en función de sus ingresos. En el caso que nos ocupa, en 2017 y 2018, pese a tener mayores ingresos, el Ayuntamiento de Getafe solo puede gastar una cifra condicionada a los ingresos de 2016 (recuerda, tiene sus presupuestos prorrogados) y en dinero que no se gasta va, obligatoriamente, a pagar deuda. Para lo que nos importa, tenemos uno de los ayuntamientos más saneados económicamente de España pero hay un montón de gastos que no se pueden llevar a cabo, es decir, operativamente, funciona como si estuviera en Economía de Guerra. Así, para entendernos, se estima en más de cuatro millones de euros el montante que no ha podido invertirse en el ejercicio 2017, algo más en 2018 y, si siguen sin aprobarse, que en año electoral, lo dudo; una cifra levemente superior en 2019. En total quedarán para vestir santos (deuda) más de 13 millones de euros. Una burrada.
Otro factor que condiciona, más bien estrangula, la gestión económica, es el posicionamiento de determinados altos funcionarios que, con su actitud, están dando dolorosas patadas a Sara Hernández en el culo de los vecinos de Getafe y, aunque esto es harina de otro costal, lía la madeja un poco más si cabe.
La conjunción de estos factores, con el añadido extra de la entrada en vigor de la nueva ley de contratos del sector público, tiene como resultado una tormenta perfecta que ha provocado un “embargo” de vehículos municipales, retrasos descomunales en la contratación de personal, serias dificultades en la compra de suministros o suspensión sine die de actividades programadas con mucha antelación.
Terminare, pues, con otro palabro que viene pintiparado: «Presopuesto: Conjunto cautivo de gastos e ingresos, prisioneros durante un determinado periodo de tiempo».
Sed felices