GETAFE/Akelarre (20/04/2018) – Otro viernes que volvemos a montar el Akelarre, hoy hablamos de príncipes, princesas y amistad. Recuerdo la primera vez que vi el monólogo de Pamela Palenciano ‘No solo duelen los golpes’ como una punzada tras otra en distintas partes de mi cuerpo, cómo me iba estructurando cuestiones que había vivido o sido espectadora y no había entendido. Una de esas cosas, era la separación de tu vida y tu entorno cuando te enamorabas y “te ibas con el príncipe azul”.
Pamela Palenciano lo explica con la historia tradicional con la que hemos crecido:
Princesa espera al príncipe. Príncipe se lleva a princesa a su castillo. Princesa termina alejada de su entorno para formar parte del entorno de él. Y todo en aras del AMOR.
Esto, que podemos verlo en nuestra cabeza como si fuera una película de dibujos animados, también lo podemos trasladar a nuestro día a día. He de reconocer que hasta que no vi el monólogo no entendí algo que llevaba observando tiempo y me chirriaba, esto es, cómo se construyen y destruyen los círculos sociales cuando decides tener una relación con “tu príncipe” y todas las concesiones que haces en aras del AMOR.
Cuando decimos que en el patriarcado el papel asignado a las mujeres es estar subyugada a ser la hermana de, la hija de, la novia de y madre de, no lo decimos por decir, sino porque tiene repercusiones directas en nuestras vidas, una de ellas y que a mi me preocupa es la pérdida de relación con tus amigas.
Desde pequeñitas estamos ‘predestinadas’ a competir entre nosotras. Siempre tenemos que ser la ‘mejor’ eso sí, siempre en ‘temas de mujeres’ no se te ocurra destacar en ‘temas de hombres’ porque serás una ‘mala mujer’. Pero además, el objetivo de esta competición es que el príncipe sea a nosotras a quien nos lleve y a quien preste toda su atención (aunque sea mentira). ¿Recordáis el cuento de la Cenicienta? Lo mal que se lo hacen pasar unas a otras para conseguir que el niñato consentido del principito las elija como novia. Bueno pues esto pasa también en nuestro día a día, mujeres peleando por hombres que no valen un carajo en lugar de entablar relaciones de sororidad y hacer una peineta a los que dejan que “nos peleemos por ellos”.
Además, en el proceso de selección somos nosotras quienes tenemos que demostrar ser valedoras de este título, demostrando la disposición a desvincularse de su ‘yo’ para pasar al ‘nosotrOs’ e integrarse para ser ‘la novia de’ y esto queridas, tiene unas repercusiones horribles en nuestras vidas.
Seguramente si nos paramos a pensar y recapacitar conocemos o hemos vivido el desmembramiento de grupos de amigas creados en la infancia y adolescencia cuando empieza la época de conformar parejas. Esto conlleva que no tengamos espacios de confianza entre iguales y que nuestros problemas sean mucho más complicados de socializarse y también de solucionarse.
Además, si nos fijamos y reflexionamos sobre ‘ese periodo de prueba’ vemos cómo ellos mantienen sus espacios de amistad inamovibles y resistentes a los años, a los que nosotras iremos cómo ‘novias de…’ y seremos tratadas como tal, no como personas autónomas que comparten sus vidas con otra persona.
En este periodo seremos nosotras las que nos adaptemos a sus gustos y hobbies. ¿Alguna vez os habéis dado cuenta de lo que cuesta que tu chico se integre en tu círculo social? Y cómo tenemos que poner en valor el esfuerzo que hacen, sin que ellos valoren el que hacemos nosotras.
Y se da otro fenómeno, que en ocasiones puede tener buenos frutos, pero que en la gran mayoría no, y es la conformación del grupo de ‘novias de…’. que suele ser una bomba de relojería, ya que al fin y al cabo, ese grupo se conforma con un punto en común y es “mi novio es amigo del tuyo”, y claro, esto tiene repercusiones, ya que el hecho de crear espacios con quienes no compartes nada más que los hobbies de tu novio puede llegar a ser bastante violento. Así que solo te queda la adaptación resignada o ser una “mala novia” que deja irse solo a su novio con sus colegas y tú irte con las tuyas.
Si bien es cierto que estoy poniendo casos extremos, animo a la reflexión sobre cómo construimos nuestras relaciones, sobre las concesiones que hacemos y la importancia de reivindicar nuestras vidas y sobre todo a nuestras amigas, esas que saben cómo te sientes nada más escribir “hola” en el grupo de whatsapp. Pero también, a cómo trabajarnos las relaciones con otras mujeres dónde sea. Al fin y al cabo, este espacio se llama Akelarre en honor a esas reuniones de brujas en las que las mujeres compartían intereses, problemas y conocimientos y por ello eran vilipendiadas, criminalizadas y quemadas.
Nos quieren solas, nos tendrán JUNTAS.