GETAFE/Entrevista (16/04/2018) – Aún está tomando el pulso a una diócesis como la de Getafe, con casi dos millones de personas, pero el recientemente nombrado obispo de Getafe, Ginés García Beltrán abre las puertas de su casa en el Cerro de los Ángeles a GETAFE CAPITAL.
En su despacho, unas vistas impresionantes de Madrid, “pero lejos de la gente”, lamenta. García Beltrán quiere hacer de la cercanía una de sus señas de identidad y ya ha comenzado a recorrer parroquias: “Me siento muy a gusto, muy feliz y muy bien acogido”, asegura. Con 56 años y procedente de la diócesis de Guadix, son muchos los retos que le esperan.
¿Cómo han sido estos primeros días en Getafe?
Vengo de una diócesis rural, pequeñita, con 100.000 habitantes, que está perdiendo habitantes, a una diócesis urbana en su mayor parte, grande, en crecimiento, con mucha vitalidad, con un tráfico endemoniado… Si he venido a Getafe es porque haría falta que estuviera aquí.
De la ceremonia de toma de posesión se ha destacado su sencillez.
Pero al mismo tiempo muy entrañable. Estaban los obispos, gente de las parroquias, los que me acompañaban de la diócesis de Guadix, incluso de Almería. Estuve arropado. Fue un acto solemne pero sencillo al mismo tiempo y sobre todo sentí el calor y el cariño de Getafe. Desde el día de mi nombramiento, Sara la alcaldesa me escribió para ofrecerse y para invitarme a compartir un café y hablar de los temas de Getafe y aquel día tanto ella como los miembros de la Corporación que asistieron fueron muy amables.
Precisamente con el Ayuntamiento ha habido ciertas tensiones por una carta que firmó el anterior obispo junto al titular de Alcalá, que llamaba de alguna manera a la desobediencia de la Ley de Transexualidad. ¿Se equivocó?
Yo no juzgo la actuación de mi antecesor, y no he hablado todavía con el Ayuntamiento. Con respecto a la ley de género hay muchos aspectos que yo no puedo compartir y de hecho no comparto. Por otra parte, yo por naturaleza no soy beligerante, creo más en el diálogo que en la confrontación. Posiblemente no lleguemos a ningún acuerdo, porque cada uno tengamos nuestro modo de ver las cosas. Yo no intento imponer nada a los demás ni me gustaría que me lo impusieran a mí.
Hay otros temas pendientes con el Ayuntamiento, que ha pedido en Pleno la retirada de una placa franquista que hay en el monumento en el Cerro de los Ángeles. ¿Ha contemplado su retirada?
No he contemplado nada, porque a mí nadie me lo ha propuesto hasta este momento. Si alguna vez me lo proponen yo lo reflexionaré y espero hacer lo mejor. A la reflexión está siempre uno abierto y también para el diálogo.
Hace poco se ha conocido una sentencia por la que la Iglesia tiene que pagar algunos impuestos municipales precisamente por unas obras en el colegio de los Escolapios.
Yo distinguiría entre el IBI y el ICIO. El IBI no es ningún privilegio de la Iglesia, y es injusto atacar a la Iglesia por este tema, porque entonces tendríamos que hablar de privilegio de los partidos políticos, de los sindicatos y de otras instituciones. No es algo propio de la Iglesia, sino de aquellas instituciones que por las causas que sean están haciendo un trabajo por el bien común. Si yo tuviera un edificio comercial, tendría que pagar el IBI y de hecho la Iglesia en España lo paga por aquellos edificios que tienen una reversión de uso comercial. Lo demás no. El tema con el ICIO es de una familia religiosa, y yo respeto las decisiones judiciales.
Me consta que está recorriendo las parroquias… ¿su apuesta es la cercanía, poner cara a la gente?
No sabría hacerlo de otro modo. Soy como soy para lo bueno y para lo malo. Y creo en la cercanía y me gusta poner rostro a las personas. Vengo de una diócesis rural, que pierde habitantes, en la que he intentado colaborar como Iglesia en acabar con este declive; y vengo a una diócesis en crecimiento, joven, enorme… Evidentemente ahí está la diferencia. Pero yo confío en que al fin y al cabo los hombres y las mujeres somos iguales en todos los sitios. El corazón del hombre es igual: y si aportas cercanía, escucha, comprensión y acogida va a recibir lo mismo que siembras. Y eso es lo mismo en Guadix, Getafe o donde pueda estar.
Ahora que ha despertado el movimiento feminista, ¿cree que el papel de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia tiene que cambiar?
El papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia está cambiando. Y tiene que cambiar. Yo creo en la igualdad, y en la igualdad diferenciada: somos iguales porque somos diferentes: no somos idénticos. Soy partidario de todo aquello que sea trabajar por la justicia social también en lo que a la mujer se refiere. Hay otras posturas de tipo muy ideológico que no puedo compartir, pero en el tema de la igualdad de la mujer, del reconocimiento de los derechos de la mujer, ¿quién puede defender que en un mismo trabajo un hombre gane más que una mujer? ¿O que una mujer sea preterida por el hecho de serlo? Con eso no estoy yo de acuerdo, no está el Evangelio y no está la Iglesia. Nos queda un largo camino. A todos.
¿La llegada del Papa Francisco ha supuesto un punto de inflexión?
Evidentemente. El Papa es el Papa que la Iglesia necesita en este momento. Está suponiendo un cambio importante, algo revolucionario. Un Papa que viene de la otra parte del Atlántico, con otra cultura, jesuita, aficionado al fútbol… y después con un estilo muy personal. Ha sido una bocanada de aire fresco. La Iglesia ha sido siempre bastante contracultural. Lo malo es cuando nos hemos domesticado al sistema establecido, a lo políticamente correcto: es cuando la Iglesia pierde fuerza, pierde vitalidad y pierde juventud.
¿La pérdida de la juventud es uno de los problemas de la Iglesia?
Es un reto. Vengo a una diócesis donde hay mucha juventud que se mueve en torno a la Iglesia. Hay acciones aquí a las que acuden 1.000 jóvenes. Pero siempre pienso ¿y los que no vienen? Me preocupan los jóvenes a nivel eclesial, pero también a nivel humano. Los jóvenes no vienen a la Iglesia, pero ¿a dónde van los jóvenes? ¿Van a formar un coro? ¿Están en las asociaciones de vecinos? Y eso sí me preocupa. Me preocupaba la falta de trabajo. Cuando un joven mira al futuro, más con miedo que con esperanza nos tiene que hacer pensar a todos.
¿El templo ha perdido esa fuerza aglutinadora?
En otras épocas la única propuesta que había era la misa del domingo. Muchos de los católicos acuden a la Iglesia puntualmente para recibir los sacramentos o cuando necesitan algo, pero habitualmente no vienen. En las zonas rurales incluso de la diócesis de Getafe, el templo sí que sigue cumpliendo esa función aglutinadora, en una ciudad como Getafe con casi 200.000 habitantes, donde hay 12 o 13 parroquias, y donde los templos son modernos, a veces poco visibles, evidentemente son menos referencia. Pero por lo que voy viendo, dentro de la poca visibilidad física de los templos de la iglesia, las parroquias sí son vivas.
¿Qué planes tiene respecto a la construcción de iglesias en Getafe? ¿Sobran iglesias?
No, no sobran. En este momento tengo en mente que Getafe necesita tres parroquias nuevas: Los Molinos, El Bercial y el Sector III. Si hay lugares que las leyes urbanísticas dan para estos servicios, en igualdad de condiciones, tendríamos que tener acceso. No es ningún privilegio. Me preocupa que estos barrios no tengan una presencia de la Iglesia, empezando por el sacerdote. Espero que haya buena disposición por parte del Ayuntamiento.
La Casa de Cáritas está ya casi terminada.
Lo único que falta es la licencia de primera ocupación. Me da mucha alegría que Cáritas tenga un edificio digno para trabajar en favor de los pobres. Me gustaría que las delegaciones de inmigrantes tuvieran un papel importante en la diócesis, que yo sé que hay muchos pobres, y muchos inmigrantes. Lo que voy conociendo es una Cáritas potente, que lo está haciendo muy bien. No solo va a tener los servicios administrativos sino que también va a tener lugar para talleres, para encuentros, para atención a las personas necesitadas, con dignidad.
Y en breve vivirá un momento importante: la Bajada de la Virgen.
Es el gran acontecimiento religioso y católico de la ciudad de Getafe. Yo estaré ahí como el primer getafense, estaré en la misa pontifical, y será un momento muy hermoso. Soy muy mariano, y estoy convencido del poder de la Virgen, de la madre. La Virgen es una evangelizadora, mucho mejor que los curas.
¿Tiene en mente afrontar la creación del Museo Diocesano?
Esta diócesis tiene 26 años, y puede tener piezas para exhibir en un museo. Hará falta un lugar digno y seleccionar bien las piezas, y una cabeza que haga un museo con la mentalidad de Iglesia, con la mentalidad evangelizadora y de aportar a la cultura. Iré viendo las posibilidades de cara al futuro.
¿Qué impronta le gustaría dejar en Getafe?
Creo en una Iglesia abierta, no en una Iglesia gueto; una Iglesia que sea hospital de campaña, que no tenga miedo a ser herida. Quisiera ser un obispo que dialogara con el mundo y lo mirara con simpatía. Que no viera enfrente a su enemigo, sino a un amigo potencial, con el que trabajar.