GETAFE/Palabra de concejal (16/04/2018) – Desaparecida Esperanza Aguirre e Ignacio González del universo político de la Comunidad Autónoma de Madrid por los sonados casos de latrocinio prolongado en los que ha incurrido el PP en esta sección del país, le tocó el turno a Cristina Cifuentes de tomar las riendas de ese partido, que por cierto se parece cada vez más a un foco de anormalidad e ilegalidad, que a un partido político propiamente dicho. El aterrizaje de Cristina Cifuentes en el PP de la CAM estuvo rodeado de un halo de auto-pulcritud y una prueba irrefutable e inapelable de ello fue que no había una sola comparecencia o un comunicado en la que la palabra regeneración, transparencia o cualquiera de sus equivalencia funcionales no apareciera una y otra vez.
A golpe de repetir dichas palabras, la todavía presidenta de la Comunidad de Madrid se creyó que ella y el PP que dirige estaban libres de corrupción. Este relato no fue difícil de vender entre la prensa amiga y adicta, y por supuesto entre una muchedumbre de mentecatos e incautos que iban por las aceras entonando el coro: Cristina Cifuentes representa la regeneración en el PP. Qué lejos estamos de esa realidad. La actualidad manda. Digámoslo claro y subrayado, Cristina Cifuentes no es la regeneración del PP, es parte de su pasado y de un presente comprometido con comportamientos poco saludables a la hora de crear una democracia vigorosa y en donde la transparencia y las buenas prácticas se impongan.
Poco tiempo transcurrió para que la pretendida regeneración y transparencia de Cristina Cifuentes empezase a derretirse como si de un cubito de hielo expuesto al sol se tratara. Lo primero en estallarle en la cara fueron los dos contratos (2009 y 2011) que ella firmó al parecer de modo irregular en calidad de vicepresidenta de la Asamblea de Madrid y que tenían como principal beneficiario a Arturo Fernández, quien por entonces además de fungir como presidente del Grupo Cantoblanco y de la patronal CEIM, también era reconocido como su amigo.
Esos dos contratos tenían como objeto la administración del comedor y la cafetería del parlamento regional. Según los informes de la Unidad Central de Inteligencia de la Guardia Civil (UCO), se investiga si esos contratos suscritos de modo irregular sirvieron para financiar presuntamente de modo irregular al PP de la Comunidad Autónoma de Madrid. La investigación sobre este particular se centra en el hecho de que Arturo Fernández, al parecer, hizo llegar a la presunta caja B del PP unos 160.000 euros en calidad de donación a través de Fundescam, una fundación ligada a éste partido. Dicho esto, la UCO cree que los contratos que recibió Arturo Fernández fueron amañados y como contraprestación debía donar dinero al parecer de modo ilegal al PP.
Por este escándalo que se inscribe en la Operación Púnica, el hoy juez de la Audiencia Nacional García-Castellón, quien instruye el caso, considera que Cristina Cifuentes no debió firmar al menos el contrato del 2009, y en consecuencia ve razonables indicios de que se puede estar ante la comisión de los delitos de prevaricación y cohecho en la adjudicación de estos contratos.
Aunque la Presidenta Cifuentes trata de decir que todo fue legal, lo cierto es que ella estuvo en la mesa de contratación que en su día adjudicó esos contratos de forma ilegal y, por tanto, esto no es una cuestión de los técnicos y si un caso que le compromete de modo personal y también a su partido. El caso de la presunta financiación ilegal, sin equívoco alguno, también ha tocado las puertas de la señora Cifuentes, lo que nos lleva a preguntarnos y a preguntarle ¿Dónde está su espíritu regenerador y su aclamada transparencia?
Al caso comedor y cafetería que persigue a Cifuentes y al PP como una sombra alargada, también se le suma el escándalo asociado a la operación Lezo, una verdadera trama propia no de un partido político y sí de una estructura que funciona de modo muy cercano al modus operandi de organizaciones criminales como la camorra italiana o lo más granado de los carteles de las drogas en Colombia. Sólo hay que ver la manera acerca de cómo reconocidos líderes y amanueses del PP contrataban vuelos hasta ciudades del caribe colombiano y luego allá se usaba ese territorio para organizar operaciones encubiertas de seguimiento entre bando enfrentados por el control del PP en la Comunidad de Madrid.
Y ello para no hablar del aparente reparto de dinero que se hacía en fiestas y bacanales al calor de la música, el aguardiente y la comida caribeña, o el modo de cómo se cerraban negocios con corruptas familias de connotados políticos colombianos para montar grandes operaciones de blanqueo de capitales. En este contexto se inscribe la compra en 2013 de la empresa Emissao de Brasil por un precio de 24,1 millones de euros cuando la empresa solo costaba un tercio de este valor. No había pasado un año de la compra de Emissao a través de Inassa; filial del Canal de Isabel II, cuando aquella había visto reducido el patrimonio de la sociedad a tan sólo 5.4 millones, lo que constituye en toda regla un quebranto patrimonial de los bienes del Canal.
Al respecto pertinente resulta señalar que no pocos miembros pertenecientes a la directiva del Canal de Isabel II y cercanos a Cristina Cifuentes son mencionados en los famosos Papeles de Panamá. Entre esos nombres están: Edmundo Rodríguez Sobrino, quien ocupó cargos de responsabilidad en el Canal y particularmente en Canal Extensia. Y junto a este, María Fernanda Richmond, responsable económica del Canal; Adrián Martín, director general de éste organismo, y Fernando de Cevallos Aguarón, Director de Recursos Humanos. ¿Dónde estaba usted señora Cifuentes cuando subalternos suyos estaban dilapidando los bienes públicos y comunales de todas las personas que vivimos en la Comunidad de Madrid? De nuevo le pregunto ¿Dónde está la regeneración y la transparencia de la que tanto nos ha hablado todo este tiempo?
Y como aderezo o adobo de todos estos desmanes, la hoy presidenta Cifuentes aparece envuelta en un nuevo escándalo. En esta ocasión el tema es el caso máster. Resulta que en su día nos dijo que había terminado un máster oficial en derecho público del Estado Autonómico en la Universidad Rey Juan Carlos, pero lo extraño es que una gran parte de las notas no existen, como no existe el trabajo de fin de Master y tampoco el tribunal en que presentó y sustentó ese pretendido trabajo. Después de un gran escándalo sabemos que ni a clase iba y que el título que hoy exhibe no es otra cosa que la representación de un singular y repudiable trato de favor.
Todos los hechos que hoy conocemos parecen decirnos que la presidenta Cifuentes no hizo ese máster y sin embargo decide cargar en contra de la prensa que denuncia una más de sus infamias y mentiras. El PP ante este y otros casos de corrupción cierra filas y mira para otro lado como ya es costumbre. Por esta vía sigue ahondando el desprestigio de las instituciones públicas, a las cuales trata como si fueran una suerte de garitos o en su defecto como cortijos. Está claro que el PP de Mariano Rajoy y de Cristina Cifuentes es el mismo que el de Esperanza Aguirre, Luis Bárcenas, Francisco Granados e Ignacio González. Su regeneración es una quimera o en el peor de los casos, como así sucede, un brutal embeleco. Dado los irreductibles hechos, el PP es incompatible con la ética y moralidad política. Lo suyo es la corrupción.
Lo triste es que el regenerador Albert Rivera y su partido Cs prefiera seguir apoyando a un partido corrupto como los es el PP de la Comunidad de Madrid, y también al del gobierno nacional, mientras nuestra sociedad se sigue ahogando en la indecencia que genera un PP que hoy por hoy ha demostrado que es el partido más corrupto en toda la historia reciente de nuestro país. Desde aquí no puedo decir otra cosa que: unamos fuerzas para echarle ya que por sí mismo no se van. Es claro que en muchos de ellos y ellas la palabra renuncia no existe en su diccionario de ciencia política. Manos a la obra. A echarles. Para mañana es tarde. Carpe diem.
Carlos Pandolfy Brosky
16 abril, 2018 at 13:14
Buena radiografía de lo que pasa con Cristina Cifuentes y su corrupto y corrompido PP. Huguito: buen texto. De ti no se espera nada diferente. Todo mi apoyo a la gestión de Ahora Getafe