GETAFE/A fin de cuentas (28/02/2018) – Hoy podría hablar de encuestas, de lo que significan, de lo que apuntan, del riesgo de convertirlas en verdades absolutas o de la tendencia que marcan en Getafe, que parece que sigue siendo de izquierdas. Podría hablar de limpieza, de cómo los trabajadores de LYMA se sienten arma arrojadiza de los políticos, mientras salen a la calle cada día para recoger nuestra basura, la que de forma incívica dejamos muchas veces fuera de horarios, de sitios, o directamente la arrojamos al suelo: la limpieza no es solo responsabilidad de los que limpian, también de los que diariamente ensuciamos. O podría hablar de educación, pero para eso mejor lean la entrevista con Pedro Uruñuela, toda una eminencia a la hora de hablar de convivencia y con un preocupante mensaje sobre el rebrote de la violencia de género en los más jóvenes.
Podría hablar de muchas cosas, pero hoy las tripas me piden, ya a las puertas del 8 de Marzo, hablar sobre la mujer y la huelga feminista que se ha planteado para ese día. “Si nosotras paramos, se para el mundo”: estoy convencida de ello. Ahora hay que demostrarlo, hay que poner esa realidad ante los ojos de los que tienen en su mano cambiar la situación, los que pueden legislar para que este mundo sea más igualitario, o para convencer al que tenemos al lado de que realmente este mundo está hecho por y para hombres, que la brecha de oportunidades sigue siendo un abismo contra la igualdad.
GETAFE CAPITAL, con un equipo fundamentalmente formado por mujeres, se sumará a la huelga el 8 de marzo. Porque es el momento de cambiar las cosas, porque es necesario aprovechar la ola internacional feminista para poner en valor los derechos de las mujeres, porque las nuevas generaciones que vienen se merecen encontrarse un mundo más igualitario, porque es necesario que tomemos conciencia del mundo en el que vivimos. Me dijeron hace poco: “Cuando te pones las gafas violeta, ya no hay vuelta atrás”. Regalemos este 8 de Marzo esa visión para todos aquellos que aún se resisten a ver la realidad de un mundo machista que es necesario, imperioso, cambiar.
A la huelga, compañeras. A la huelga, mujeres.
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